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El opositor Micó destroza los argumentos de la fiscalía guineana

Dos testigos ratifican sin pruebas el complot contra Obiang

Ramón Lobo

'Plácido Micó no debía de haberse defendido a sí mismo'. Es una de las quejas que repiten los aledaños del poder en Guinea Ecuatorial. Esa crítica se dirige al presidente del tribunal, que lo consintió: 'Micó es más químico que abogado', dice uno de ellos. Cuando este líder de la Convergencia para la Democracia Social (CPDS) subió ayer al estrado, destrozó en apenas media hora la línea argumental de la fiscalía.

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En el sumario se le acusa de participar en un encuentro con Felipe Ondó, ex presidente del Parlamento y principal encausado, en el que se acordaron los detalles de la conjura contra el presidente de Guinea Ecuatorial. Micó, en su réplica, recordó que sólo uno de los 144 acusados (César, el hijo de Felipe) le vio en esa supuesta cita y que éste ya se había retractado de sus declaraciones ante la policía debido a que fueron obtenidas bajo tortura. Los tres fiscales, en vez de profundizar en esa línea, centraron el examen en los detalles de otra reunión de la oposición, bien conocida y pública, en la que se sentaron las bases de un acuerdo electoral. La estrategia consistía en afirmar que el CPDS se alió con el disuelto partido de Severo Moto y con la no legalizada Fuerza Democrática Republicana, de Ondó, para servir en bandeja al Gobierno la excusa para excluir al CPDS de las presidenciales del próximo año.

Micó protestó tres veces alegando que ése no era el caso por el que se le juzgaba. Ante el empecinamiento del fiscal de Malabo, Serafín Ondó, el más flojo, el presidente de la sala, Martín Nsú, terminó por dar la razón al opositor enmudeciendo al ministerio público. La pena solicitada de 20 años de cárcel para este competidor en las urnas de Teodoro Obiang se ha quedado sin sustancia legal alguna.

Para los demás procesados, el asunto marcha algo peor. La fiscalía presentó ayer a dos acusados que sostuvieron las declaraciones del día anterior de Isaac Mba, que afirmó haber oído algo de un golpe de Estado en marcha. El primero de ellos, Santiago Oyono, militante del partido del Gobierno, se atrancó en una cantinela sin importar la pregunta efectuada: 'Donato me informó de que una acción estaba en marcha y que el pacto era decir que las reuniones eran para la legalización del FDR en el caso de que les sorprendiera la policía', aseguró no menos de 20 veces. El defensor Fernando Micó sembró la duda sobre el estado físico del acusado, que tuvo que sentarse para responder, insinuando que había sido torturado el día anterior para que testificara en ese sentido.

Sus palabras y las de Cosme Nguema permitieron a los tres fiscales esgrimir ufanos los primeros testigos favorables a su tesis de que hubo conspiración. Por si esa línea fracasara, insistieron en tratar la reunión de Oyen (Gabón) de 1997, celebrada por Felipe Ondó con seis de sus colaboradores, como la primera fase de una intentona continua con el fin de derrocar a Obiang.

La nota estrafalaria de la jornada la puso Faustino Ondó Ebang, procesado por la carta de un amigo en España en que le prometía ayuda para levantar un negocio. El fiscal de la capital le presentó como un peligroso delincuente al que habían apresado en posesión de unos recortes sospechosos. Son del diario Abc y unos tienen como protagonista al presidente de Guinea y otros a Bin Laden.

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