Bush expresa al Papa su inquietud por los escándalos de pedofilia

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, expresó ayer al Papa su preocupación por el estado actual de la Iglesia católica estadounidense, afectada desde hace meses por un interminable escándalo de abusos sexuales. El inquilino de la Casa Blanca fue el único de los 20 líderes participantes en la inauguración del Consejo OTAN-Rusia en Pratica di Mare, a las afueras de Roma, que tuvo el privilegio de ser recibido por Juan Pablo II.

El Pontífice esperó a Bush, al que acompañaban sus principales colaboradores, de pie frente al escritorio de su estudio privado en el Palacio Apostólico del Vaticano, y le preguntó si Zbigniew Brzezinski, de origen polaco, jefe del Consejo Nacional de Seguridad con el presidente Jimmy Carter, formaba parte aún del Departamento de Estado. 'No, se ha retirado ya', contestó Bush, que se dirigió al Papa en inglés con el tratamiento de 'su santo padre', una mezcla de las dos fórmulas habituales: 'santo padre' y 'su santidad'.

El Papa, cuya delicada salud ha provocado especulaciones sobre una posible dimisión, se despidió de Bush dejando abierta la posibilidad de un nuevo encuentro: 'Espero poder encontrarle de nuevo'.

En el diálogo a puerta cerrada, de 20 minutos, el presidente norteamericano abordó, tal y como había anunciado, la cuestión de las acusaciones de conducta sexual impropia que pesan sobre decenas de sacerdotes y miembros de la jerarquía eclesiástica católica de Estados Unidos. Así lo confirmó, al final de la reunión, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, que no dio más detalles. 'El presidente ha suscitado el tema en los términos que había adelantado', dijo. A su llegada a la base de Pratica di Mare, Bush había anunciado su intención de plantear la cuestión del escándalo sexual. 'Le diré al Papa que estoy muy preocupado por la imagen y la posición de la Iglesia católica, que es una institución increíblemente importante en nuestro país', señaló a los periodistas. Bush describió al Papa como 'un hombre de enorme dignidad y compasión'.

La Iglesia de Estados Unidos afronta la situación más grave de su historia a raíz de los centenares de juicios abiertos contra sacerdotes e incluso obispos católicos acusados de haber abusado sexualmente de sus jóvenes feligreses o seminaristas en el pasado. El Papa convocó hace un mes un encuentro especial en Roma con los cardenales estadounidenses para analizar la situación y encontrar una estrategia para hacer frente a la crisis.

En una larga nota oficial, la Santa Sede informó también del contenido de la conversación privada entre el Papa y Bush. Según el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, en ella 'se pasó revista a los problemas internacionales más acuciantes, entre ellos el de Oriente Próximo'. Se habló no sólo de palestinos e israelíes, sino de la situación de los cristianos en la zona. En la última línea del texto figura una escueta mención al tema de la Iglesia estadounidense: 'Finalmente, el Papa ha querido expresar, pese a las dificultades del momento, su confianza en los recursos espirituales de los católicos americanos comprometidos con la enseñanza de los valores evangélicos en la sociedad'.

Bush se había entrevistado con el Papa el 23 de julio de 2001, tras la cumbre del G-8 en Génova. George W. Bush cuenta con enorme apoyo en la jerarquía católica de EE UU, que aprecia su posición contra el aborto y la experimentación con embriones humanos. Recientemente, Bush apoyó al cardenal de Boston, Bernard Law, muy criticado por haber mantenido en su puesto a algunos sacerdotes pedófilos.