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Una reforma para eliminar barcos y pescadores

Frente a las peticiones de los países del sur de la UE de poner en marcha una auténtica Política Común de Pesca (PCP), la Comisión ha dado luz verde a una propuesta de reforma basada en la reducción de las flotas, el desguace, las jubilaciones anticipadas y la búsqueda de empleos alternativos. Aunque queda un largo recorrido para su aprobación por los ministros de Pesca, se trata de una propuesta encaminada no a pescar mejor, como parece debería ser el principal objetivo, sino a eliminar barcos y pescadores para solventar los problemas que no ha sabido resolver Bruselas en los últimos años 20 años con la actual PCP. Este cambio drástico que anuncia, y del que presume Bruselas, no es sino reconocer su propio fracaso.

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Para España, aprobar una propuesta sin el apoyo del primer país pesquero supone de entrada una afrenta. En la UE no se entendería una reforma del mercado de cereales sin el apoyo de Francia.

Franz Fischler justifica la reforma por la existencia de unos recursos pesqueros en muchos caladeros al borde de la extinción, algo que ya se manejaba al inicio de la PCP en los años ochenta. Es cierto que hay problemas en algunas especies. Pero no se puede generalizar la idea de una situación catastrofista para decidir recortes para todos, cuando hay caladeros y recursos en procesos de recuperación o totalmente recuperados. Frente a una situación de recursos no uniforme, Bruselas no puede aplicar solamente el desguace como el instrumento para solucionar un problema cerrando otras líneas como la constucción para barcos más modernos polivalentes o las empresas mixtas con terceros países.

Bruselas tiene además en marcha una política de estructuras hasta 2006 que no se puede cambiar de forma precipitada en contra de los planes que tuvieran las empresas.

Desde el ingreso en la UE en 1986, España ha reducido casi a la mitad la capacidad de su flota, mientras otros países del norte, lejos de cumplir los objetivos de recortes, han aumentado sus flotas en medio de la indiferencia de la UE. En un momento de ajuste como éste, Bruselas no puede hacer tabla rasa del pasado y tratar a todos por igual.

La propuesta de reforma parece un texto impulsado por los países del norte de la UE frente a los intereses del sur. Habla de proteger recursos, pero permite grandes capturas en los países del norte para fabricar harinas y mantiene un trato negativo a los acuerdos pesqueros importantes para los países del sur y especialmente para España.

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