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Tribuna:OPINIÓN
Tribuna
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Política científica y deporte: un tema olvidado

El Consejo de Ministros aprobó el 12 de Noviembre de 1999 el Plan Nacional de Investigación, Desarrollo e Innovación Tecnológica (2000-2003). Como novedad y, probablemente, como reconocimiento al desarrollo e implantación conseguidos, dicho plan incluía un área sectorial denominada Ocio, Turismo y Deporte. Se trataba de ofrecer una vía para orientar y canalizar, entre otras, la investigación en la Actividad Física y el Deporte. En todo caso, la definición y estructuración de la investigación en el deporte se fraguó en fases previas a la aprobación del PN a lo largo de un proceso que contó con la participación de diferentes departamentos ministeriales, así como de expertos y profesionales del sector con objeto de garantizar una correcta identificación de las líneas y medidas complementarias que deberían contemplarse. Este trabajo quedó plasmado en el Libro Blanco de la I+D en el Deporte, presentado oficialmente en un acto multitudinario celebrado en el salón de actos del INEF de Madrid a finales de 1998 y presidido por el entonces ministro de Industria y Energía Josep Piqué, y en el que se destacó que el Deporte, como sector estratégico, disponía de la implantación y red estructural necesaria para proyectarse adecuadamente en el Sistema Español de Ciencia-Tecnología-Empresa. Desgraciadamente, pasado más de un año desde la puesta en marcha del PN, hoy es el día en que el área sectorial Ocio, Turismo y Deporte sigue sin dotación presupuestaria y como consecuencia, paralizada a efectos prácticos. ¿Qué ha pasado para que un proyecto publicado y difundido con la intención de exhortar, e incluso de plantear un desafío a los sectores implicados siga durmiendo el sueño de los justos? ¿Qué está pasando realmente con este proyecto gubernamental? Porque resulta incomprensible que todavía no se haya dado una respuesta oficial acerca de las razones que han motivado su paralización. En todo caso, y pasado el tiempo, la cuestión que preocupa más allá del hecho que supone en sí mismo la paralización del área sectorial, son las causas que puedan haber motivado la misma. Para intentar desvelar estos interrogantes habría que recordar que, en su día, desde determinados ambientes académicos y administrativos se realizaron algunos pronunciamientos contrarios a la existencia del área Ocio, Turismo y Deporte por entender que constituía un acto poco recomendable que lesionaba y reducía el apoyo a áreas de mayor prestigio o tradición. Para algunos, relacionar Ciencia y Deporte sigue entendiéndose como un atrevimiento. Una actitud que, desgraciadamente, nos vuelve a recordar que todavía no ha sido superada la histórica y pertinaz resistencia de algunos sectores académicos al reconocimiento de la Actividad Física y el Deporte como campos propicios para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación Tecnológica. Paradójicamente, es en el ámbito académico donde los cambios que se han producido en los últimos años son más relevantes. En la actualidad existen en España 13 universidades en las que se imparte la licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, así como más de 50 escuelas de Magisterio en las que se imparte la diplomatura de Maestro Especialista en Educación Física. En dichos centros trabajan un elevado número de investigadores, a los que habría que añadir todos los que desde otras áreas académicas investigan también en este campo, que han multiplicado el número de publicaciones científicas en los últimos años. En suma, un potencial humano e institucional que debería ser utilizado como un motor de cambio y desarrollo por y desde la Universidad Española. Personalmente, creo que aquí se encuentra una de las raíces del problema. Un problema que no hace sino mostrarnos que, a pesar de los esfuerzos realizados, todavía existe un notable desconocimiento de lo que en nuestros días representa el Deporte como un sector que trasciende a su concepción lúdico-recreativa y que está colaborando no sólo a la mejora del bienestar de los ciudadanos, sino también al desarrollo del tejido industrial y comercial de nuestro país. En España, ya en el año 1999 los gastos anuales en deporte se estimaban en torno al billón de pesetas, lo cual estaba permitiendo mantener un mercado de trabajo en expansión que alcanzaba aproximadamente al 1,5% de la población activa. En la actualidad, se sigue creciendo y el sector del Deporte mueve aproximadamente el 2% del PIB mostrando una expectativa clara de desarrollo. Con todo, es la Administración Central del Estado sobre la que recae la responsabilidad de la paralización del área sectorial. Paralelamente, tampoco los planes que cada Gobierno Autónomo mantiene para sus respectivas demarcaciones territoriales han aportado alguna solución alternativa. Como ejemplo cercano, el Plan Valenciano de Ciencia y Tecnología de la Generalitat Valenciana no ha sido sensible a la consideración de este campo de investigación por mucho que en sus manifestaciones públicas algunos responsables políticos hayan puesto de manifiesto la necesidad de apoyar la investigación y la competitividad en el conjunto de los sectores que engloba el deporte. Ojalá, que este oportuno e innovador proyecto, entre unos y otros, no se quede en papel mojado.

José Campos Granell es profesor Titular del departamento Educación Física y Deportiva de la Universitat de València

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