El discurso de Javier Arenas contra el PNV causa malestar en el grupo socialista

El Gobierno y el PP se repartieron ayer los papeles en el debate sobre el proyecto de ley para ilegalizar Batasuna. El ministro de Justicia, Ángel Acebes, defendió el texto en un discurso muy institucional que leyó en 44 minutos. Sólo dirigió un dardo, al final de su intervención, al portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti y, de paso, al Gobierno vasco. Fue el secretario general del PP, Javier Arenas, ya por la tarde, al final de la sesión, el que endureció el tono hasta molestar a los socialistas al acusar al PNV de querer que ETA 'simplemente desaparezca a través de una negociación política forzada desde la violencia'.

La intervención para fijar posición del portavoz del PSOE, Jesús Caldera, obvió las descalificaciones a los nacionalistas. Los socialistas aceptan que el PNV 'no lo pone fácil' en general por su actitud pero ayer le reiteraron su invitación al diálogo, igual que a los demás partidos que aún no aprueban el texto legal, ahora en la fase de enmiendas parciales en el trámite de comisión.

El PNV se esperaba las peores invectivas del PP por su oposición a esta vía política para ilegalizar a Batasuna, denominada por el Gobierno 'democrática constitucional'. El diputado del PNV Josu Erkoreka había expuesto por la mañana, premeditadamente con un perfil poco polémico, los inconvenientes técnicos de esa opción y había apoyado incluso la ilegalización de Batasuna por el vigente instrumento del artículo 515 del Código Penal que castiga las actividades ilícitas. Esa salida crispó al PP, siempre dispuesto a interpretar cualquier idea del PNV como una 'excusa' para ejercer de abogados defensores de Batasuna.

Escaños vacíos

El presidente del Gobierno se marchó del hemiciclo y regresó cuando Erkoreka estaba terminando. Todos los diputados del PNV le devolvieron el feo: durante la exposición de Arenas, dejaron sus escaños vacíos.

Arenas reprochó al PNV que 'eluda y soslaye' el fondo del 'problema real' en Euskadi, que sintetizó en la amenaza al sistema democrático y a los partidos constitucionalistas del terrorismo de ETA. Al dirigente del PP no le pareció tampoco 'de recibo' que el PNV y los otros grupos del gobierno tripartito vasco (IU y Eusko Alkartasuna), es decir apenas el 6% de los diputados del Congreso, pretendan 'deslegitimar y bloquear' el consenso alcanzado con la nueva ley 'por más del 93% de la cámara' y que quieran ser ellos los demócratas. Arenas se atrevió incluso a razonar la negativa del PNV a la 'inoportunidad' de ley por intereses electorales: 'Por muchos votos que se arrebaten a un partido violento, y hay que decir que algunos están haciendo un gran esfuerzo para mostrarse atractivos a esos efectos, no se acabará con el partido violento. El problema no estriba en que los votos del partido violento sean más o menos, sino en que exista como partido violento'.