_
_
_
_
Tribuna:LA POLÍTICA DEL MIEDO DEL PP
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Aznar, Le Pen, y la inmigración

Ha dicho Aznar, Presidente del Gobierno de España y, a la sazón, de la Unión Europea (UE), que la culpa del ascenso de la extrema derecha - en particular de Le Pen en Francia- en varios países de la UE, la tienen los partidos socialistas, por hacer un discurso 'políticamente correcto' sobre la inmigración. Se deduce que lo que el líder de la Internacional de Centro propugna es que con la inmigración lo que hay que decir y hacer es lo contrario, es decir, lo políticamente incorrecto. Vamos, lo que él, su Gobierno y su partido están haciendo en España.

¿Qué está haciendo el PP en España ante la inmigración? Lo primero, aprobar una nueva Ley de extranjería que se presentaba como la panacea para evitar la avalancha de inmigrantes que -¡cómo no!- había sido provocada por la política de los socialistas. En segundo lugar, hacer una aplicación de esa Ley, especialmente con relación a la regularización y a los cupos, totalmente discrecional y arbitraria, que ha tenido como consecuencia unas diferencias de criterios entre Comunidades Autónomas absolutamente injustificadas, y que ha permitido situaciones tan incongruentes como la de Huelva, con miles de inmigrantes regularizados para la campaña de la fresa en esa provincia, que veían imposible encontrar trabajo porque se había autorizado un contingente muy superior de contratos en origen a procedentes de otros países. En tercer lugar, criminalizar a los inmigrantes, utilizando de manera torticera los datos de los delitos cometidos por extranjeros, sin distinguir entre inmigrante y extranjero residente, mezclando los pequeños hurtos con la criminalidad organizada de las mafias, y favoreciendo con todo ello una imagen que asocia inmigrante con peligrosidad. Pero hay más. Alcaldes del PP de municipios con elevada población de inmigrantes mantienen emisoras de radio que hacen discursos claramente xenófobos, cuando no los hacen directamente ellos mismos, como es el caso de los de El Ejido y Palos de la Frontera, respectivamente.

Claro que lo más reciente es lo mejor, como si el PP estuviera en una constante competición para superarse a sí mismo. A la vista de los resultados de las elecciones francesas y holandesas, y puesto que lo mejor para evitar el ascenso de la extrema derecha es lo políticamente incorrecto, el Gobierno acaba de anunciar futuros cambios imprecisos -para endurecerla, claro- en la misma Ley de extranjería que el Gobierno presentó hace poco más de un año como la solución de todos los males. Por si eso fuera poco, y para ir abriendo boca, el Gobierno anuncia un acuerdo con la Comunidad de Canarias para enviar a la Península el excedente de inmigrantes irregulares que supere una cifra de 1500, pero el cuándo, el cómo y el dónde, eso no se puede decir 'porque la discreción es clave para el éxito de la operación'. La solución, a lo que se ve, va a ser expeditiva y drástica: repartir y pasear a los inmigrantes como apestados de un sitio para otro hasta no se sabe cuándo. Está claro que aquí no hay necesidad de votar a Le Pen.

Decía hace unos días Poul Rasmussen, Presidente del Partido de los Socialistas Europeos, que 'tenemos que ofrecer seguridad ante los cambios, no contra los cambios, por ejemplo, en la inmigración.... Lo que no vale es simplemente decirle a la gente que no tenga miedo, sino hacer políticas concretas y creíbles ante la inmigración'. Por eso es tan peligrosa para la cohesión social y para la democracia la política de inmigración del PP, porque hace todo lo contrario: le mete el miedo en el cuerpo a la gente, y no hace una política concreta y creíble de integración entre población inmigrante y población de acogida. Esa, según parece, es otra ocurrencia políticamente correcta de los socialistas.

Manuel Gracia Navarro es secretario general del Grupo Socialista en el Parlamento de Andalucía.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_