La novela de una Argentina corroída por el vacío
Andrés Sebastián es enviado como corresponsal de un periódico español a Buenos Aires. Sebastián conoce allí a Mariana, una bailarina con la que vivirá una pasión marcada por la sorpresa y el desconcierto. El escenario donde se fragua el encuentro, el Buenos Aires de 1988, vive en un precario equilibrio. La crisis económica y las presiones militares sangran al país en una clara demostración de que la agonía argentina no es una cosa de hoy, sino que se inició hace ya bastantes años.
Pedro Molina Temboury (Málaga, 1955) ha tenido una notable trayectoria narrativa antes de la publicación de Por pasiones así. Es autor de las novelas Ballenas (1987), El hombre de Madrid (1989) y Adiós, Padre Eterno (1997). Molina Temboury trabajó durante casi una década en la cooperación cultural con Latinoamérica. El autor malagueño vivió tres años en Buenos Aires, donde dirigió el Instituto de Cooperación Iberoamericana.
POR PASIONES ASÍ
Pedro Molina Temboury Seix Barral, Barcelona, 2002 254 páginas. 16,25 euros
'El año había empezado con unas previsiones de inflación cercanas al ciento ochenta por ciento y una moneda nacional que había perdido más de tres veces su valor a lo largo de 1987. El resto de los indicadores económicos eran igualmente catastróficos (...) Hacía sólo seis meses, durante la pasada Semana Santa, doscientos mil argentinos habían esperado allí a pie firme el regreso del presidente Alfonsín, que, como último recurso, había tenido que desplazarse personalmente a la escuela de infantería de Campo de Mayo para pedirle al rebelde Rico, al frente entonces de su primera intentona golpista, que acatase el orden constitucional'. Estas palabras, que sirven de eficaz pórtico en la novela, dan una idea nítida del tipo de selva en la que se interna el recién llegado periodista.
En ese escenario caótico, donde la alta burguesía vive de espaldas a la catástrofe cotidiana, Andrés Sebastián descubre un inédito fulgor amoroso. Para colmo, como si el desorden buscara atraparle por todos los resquicios, su labor como periodista se resiente de errores que le llenan de frustración.
Otros personajes dan interés a la novela. Es el caso de Cristina Wilde, guapa y rica porteña que trata de engañar a la aguja del tiempo con un trasiego de jóvenes amantes. Casada con el próspero hijo de un inmigrante, Cristina Wilde es consciente de que la prosapia de sus apellidos fue el mejor lustre para las ambiciones de ascenso social de su marido. Su amargura la lleva a competir con su hija y a servir de metáfora de una Argentina corroída por el vacío.
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