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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El campamento de Benítez

La propiedad y el uso del viejo campamento de Benítez se debate en estos días. Ministerio de Defensa y Ayuntamiento dirimen quién de los dos se llevará el gato al agua.

Los distintos frentes abiertos pasan por cesiones y actuaciones: el edificio de la Aduana para museo; el de Tabacalera para Ayuntamiento; soterramiento de las vías del tren que parten en dos la ciudad; la integración del puerto; Silo sí, Silo no, aunque suene a trabalenguas; el solar de los antiguos depósitos de Campsa para parque; el ya iniciado Museo Picasso... un conjunto de decisiones y actuaciones que cada una de ellas tiene su particular historia e idiosincrasia administrativa y de competencias. Pero la más bochornosa de todas ellas, por la postura cicatera de la Administración que tiene que llevar a cabo la cesión, es la de los terrenos del antiguo Campamento de Benítez.

El Ministerio de Defensa, actual propietario de los terrenos por cesión a su vez de una familia malagueña allá por loa años veinte, cuyos hijos, sobrinos y nietos me gustaría a mi saber si fueron o no a la mili, se niega a devolver lo que gratuitamente recibió, le pone precio de salida y saca a subasta pública.

Menuda cara dura la del tío galones. ¿Cómo se puede vender un regalo, después de haber sido usado y bien estrujado? Me recuerda las hazañas de doña Carmen Polo, la difunta esposa de aquel famoso Generalísimo, que solía aceptar los numerosos regalos que recibía y al día siguiente obligaba al proveedor a quedarse de nuevo con los artículos, previa devolución de su importe. ¡Menuda generala!

Esa misma escuela parece que es la que adopta el Ministerio de Defensa: tras estrujar los terrenos para su uso y disfrute, disponer de la mejor parte de la vida de docenas de miles de jóvenes que hicieron en dicho recinto su servicio militar obligatorio a la fuerza, ahora vienen y en lugar de quedar como señores se descuelgan con sacar a subasta el terreno, embolsarse el dinero y ¡hasta luego Lucas!

Málaga y los municipios periféricos necesitan ese espacio como pulmón verde en la misma medida que el Ejército los utilizó durante tantos años.

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Ya está bien de pisotear el Glorioso Ejército. Ahora tiene la oportunidad de devolver a Málaga, en forma de metros cuadrados de suelo, parte de lo mucho que ha recibido durante 71 años de uso, aunque los 11 últimos hayan sido no usados y del resto corramos un tupido velo. Solo falta que el Ayuntamiento de Málaga, del mismo color político que el ministro del ramo, actúe y esté a la altura del momento histórico.

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