España apoya que el presidente del Consejo Europeo sea un ex jefe de Estado o de Gobierno
José María Aznar eligió uno de los ambientes más europeístas del Reino Unido, el Centro de Estudios Europeos del Saint Antony's College, en la Universidad de Oxford, para reafirmar su apoyo a la instauración de un cargo que algunos piensan que puede venirle a él mismo como anillo al dedo cuando deje la presidencia del Gobierno en 2004. Aznar pronunció en Oxford la lección inaugural del Centro de Estudios Europeos, donde fue presentado por su director, Timothy Garton Ash, y por el hispanista Raymond Carr.
Allí lanzó sus ideas sobre el futuro de la Unión Europea en un discurso que debió sonarle muy bien a Blair y al cauto europeísmo británico. Dibujó una Europa en la que el Estado Nación refuerza su papel de vértice institucional y en la que el Consejo de Ministros gana poder frente a la más comunitaria Comisión Europea y los Parlamentos nacionales prevalecen sobre el Parlamento Europeo.
'La UE es una garantía contra nosotros mismos', un continente desgarrado en dos guerras civiles en el siglo XX, y no contra Estados Unidos, argumentó en el coloquio posterior a su conferencia. 'No veo que arraigue la idea europea en contra de un sentimiento británico, o español... ¿Tenemos que designar oficialmente a un enemigo? Creo que no', respondió.
Aznar reafirmó sin ambages la propuesta de reformar el actual sistema de presidencias semestrales del Consejo de Ministros, un modelo que será impracticable cuando se amplíe la UE. 'Podría elegirse entre un mandato de cinco años o uno más breve, de dos años y medio. Para que ello fuera posible, el presidente del Consejo Europeo no debería ocupar otras responsabilidades políticas en su propio país'. 'Cabría pensar en exigir a los candidatos el haber ocupado la Jefatura de Estado o del Gobierno con carácter previo, en la línea de prolongar el mandato del presidente del Consejo', afirmó.
'No estoy pensando en nadie especial. Ni siquiera estoy pensando en mi amigo el primer ministro Tony Blair', bromeó, obviando así que él mismo es el otro gran candidato a ese cargo. 'Un presidente elegido de esta manera podría ser auxiliado por un equipo presidencial formado por cinco o seis jefes de Estado y de Gobierno siguiendo un régimen rotatorio', añadió. 'Esta institución será la competente para decidir las orientaciones y estrategias políticas de la Unión y salvaguardar el equilibrio fundamental entre todas las instituciones', argumentó. 'Para asegurar ese equilibrio, creo que sería conveniente reflexionar sobre la posibilidad de conceder al Consejo Europeo la capacidad de disolver el Parlamento Europeo, a iniciativa de la Comisión'.
'El Consejo Europeo, así presidido, deberá seguir siendo el vértice político de la Unión', insistió. Y lanzó una andanada al Parlamento Europeo al subrayar que 'los ciudadanos, hoy por hoy, se sienten más identificados con sus representantes nacionales que con sus representantes europeos'.
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