El Reino Unido y España ven dificultades para lograr el acuerdo sobre Gibraltar
Londres afirma ahora que el compromiso morirá si los gibraltareños lo rechazan
José María Aznar y Tony Blair son 'conscientes de las dificultades', según dijo el primero, que encuentra su negociación de un acuerdo para compartir la soberanía sobre Gibraltar, aunque afirman que el diálogo 'positivo' continúa. Ni el presidente español ni el primer ministro británico quisieron, por lo demás, comentar ayer ni siquiera mínimamente el carácter de esas dificultades, lo que vino a incrementar la confusión en una jornada en la que el ministro británico de Exteriores, Jack Straw, cambió de posición al decir que el acuerdo morirá si los gibraltareños lo rechazan.
Tony Blair se negó a aclarar el sentido de lo dicho ayer mismo por Straw, cuando fue preguntado al respecto en la rueda de prensa que siguió al almuerzo que ofreció a Aznar en su residencia de Downing Street, aprovechando que el presidente español pasaba por Londres camino de Oxford, donde pronunció una conferencia por la tarde.
El canal cuatro de radio de la BBC preguntó por la mañana al ministro británico de Exteriores si el eventual acuerdo sobre Gibraltar 'quedaría fuera de la mesa' en el caso de que los gibraltareños lo rechazasen en el referéndum que les propondrá el Reino Unido. 'Sí, por supuesto que sí, y eso sería su fin', respondió Straw, que todavía añadió: 'Es muy difícil ver cómo se podría reabrir '.
La declaración del ministro causó sorpresa, porque es incoherente con otras anteriores hechas por el propio Straw, incluso ante el Parlamento, y contraria a lo que españoles y británicos llevan negociado. Para España, dado que no reconoce el derecho de autodeterminación de los gibraltareños, es fundamental que el acuerdo rechazado conserve su validez, aunque no pueda ser aplicado.
El ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, que ayer hizo en Londres una campaña de prensa en la que criticó, por ejemplo, que el Reino Unido negocie el futuro de la colonia con España cuando ésta se niega a hablar de Ceuta y Melilla con Marruecos, se mostró satisfecho con lo dicho por Straw. Éste precisó a Radio 4 que la negociación del acuerdo, que hoy sería rechazado, sigue siendo útil, porque el referéndum no se hará hasta pasado un plazo 'bastante largo' de tiempo, en el que españoles y británicos tendrán que intentar que los gibraltareños abandonen su actitud y se unan a las negociaciones. Fuentes diplomáticas españolas declinaron comentar las palabras del ministro hasta que éste 'aclare mejor lo que dijo'.
Tampoco Aznar se mostró locuaz ayer en Downing Street. Calificó de 'constructivas y positivas' las negociaciones -la expresión de Blair fue 'amigables, positivas y razonables'-, dijo que no le parecía 'oportuno ni correcto' pronunciarse sobre si las conversaciones están o no en crisis, y, cuando un periodista británico le preguntó qué piensa hacer para que los gibraltareños dialoguen, ignoró la pregunta como si no la hubiera oído.
Blair, por su parte, se negó a comentar las protestas que la negociación sobre Gibraltar ha suscitado en su partido y en su Gobierno.
Gibraltar, en último lugar
El esfuerzo de los dos mandatarios por hacer ver ante los medios que el tema de Gibraltar ni siquiera había sido el más importante de su entrevista fue manifiesto. Blair, que introdujo la rueda de prensa, sólo se refirió a él en último lugar, tras haberse explayado en la enumeración de otros asuntos: 'La situación internacional, el problema de Oriente Próximo, la próxima cumbre de la OTAN y la nueva relación con Rusia, que es muy importante para la paz mundial, el Consejo Europeo de Sevilla...'. El presidente español se limitó a decir que estaba 'exactamente' de acuerdo con la relación hecha por su anfitrión británico.
Aznar estuvo más locuaz en Oxford, cuando recomendó templanza a un periodista del Daily Telegraph, el periódico conservador que más belicosidad ha demostrado contra estas negociaciones. 'Conviene pensar un poco en términos históricos, ya que sería bueno para España y el Reino Unido. Llegar a soluciones razonables tiene muchísimas más ventajas que inconvenientes. Estos temas hay que enfocarlos desde una ánimo templado y una dosis fuerte de razón', dijo.
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