Plumas deslumbrantes de Amazonia en el Museo de Antropología

El Museo Nacional de Antropología de Madrid exhibe a partir de hoy una exposición insólita. Se trata de Naturaleza y Cultura: Arte plumario de la Amazonia, expresión de la plástica manera en la que las etnias del corazón de Suramérica se atienen al consejo de los espíritus, en una relación aún yugulada por la naturaleza. Las plumas de aves componen el soporte por excelencia de su estética, mediante la cual sancionan la conversión de los jóvenes en guerreros, tránsito primordial de la vida indígena, y otros hechos vitales.

La muestra consta de dos salas dedicadas al entorno natural, las materias primas, la elaboración y la simbología de los objetos de plumas; en otra sala más se exhibe Imágenes de la Amazonia, una aproximación audiovisual de tres documentales realizados por Canal Plus. El comisariado ha sido encomendado al bilbaíno Fernando Martínez de Alegría, antropólogo por la Universidad Complutense y ex becario en el Museo Nacional de Antropología de México. A base de los fondos de este museo madrileño, donde se atesoran 250 piezas acuñadas desde 1865, Martínez de Alegría ha reunido hasta 80 objetos cuya confección, vistosidad y significado adquieren un alcance de evidente interés.

Resaltan las piezas acopiadas por el aviador Francisco Iglesias Brage, destacado a la Amazonia en 1933 para mediar en un pleito de lindes, así como media docena de singularidades procedentes del Museo de América. Las piezas expuestas, coronas, cofias, collares, brazaletes y pulseras, salvo algún adminículo de sujeción elaborado con vértebras de serpientes, dentaduras de pirañas o élitros de escarabajos, son de carácter ornamental. A veces, también ritual. Casi todas fueron confeccionadas exclusivamente por varones, con polícromas plumas de alguna de las 2.500 aves moradoras en el hondo interior selvático: loros, tucanes, papagayos o colibríes, que los indígenas asocian siempre con espíritus, muestran sus plumas como fogonazos cromáticos de tonos negros, de tan azules; blancos luminosos, amarillos encendidos o verdes líquidos como el follaje esmeralda de la selva; más la sinfonía de rojo-anaranjados de sorprendentes pájaros. En su mayoría, estas aves fueron criadas para este fin ornamental por los karayá, kayapó, canelo, tikuna, cubeo o wayana.

Algunas de estas comunidades apenas pueden ser avistadas más que desde avionetas, por verse inmersas en los bosques de Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú, Venezuela, Guyana y Brasil, países que conforman la cuenca amazónica, 14 veces el tamaño de España. Su arte refulge en Madrid desde hoy hasta septiembre.