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55º Festival de Cannes | PANTALLA INTERNACIONAL

Cannes abre un ancho espacio cinematográfico mediterráneo

'Intacto' destaca en el arranque de la Semana de la Crítica.

Dos austeras películas, una israelí y otra marsellesa, dieron impulso ayer a la idea de un espacio cinematográfico mediterráneo, que el Festival de Cannes quiere abrir este año en un intento de dar noticia y llegar al fondo del reflejo que tienen en la pantalla los choques interiores que hoy golpean esta luminosa y torturada zona del mundo.

La película israelí se titula Kedma y es otra personalísima obra de Amos Gitai, uno de los más arriesgados buscadores de formas que hay en el cine actual. Su audiencia, en consonancia con su estilo enrevesado y hermético, es ciertamente muy poca, muy minoritaria, pero su estela de cineasta libre, de documentalista de los llamados duros, que filma sus ficciones de la vida real en Israel con el explosivo celuloide crítico, se está ensanchando sin cesar; y Amos Gitai comienza a ser uno de esos clásicos vivientes del que se habla mucho y se conoce poco.

La película marsellesa es Marie-Jo y sus dos amores. Está escrita y dirigida por Robert Guédiguian, cineasta que también se ha convertido en otro clásico viviente, pero de muy distinto carácter que Gitai. El cine de Guédiguian es expansivo, poroso, abierto, muy emotivo y está lleno de sensualidad, además de dotado de una fortísima capacidad de contagio emocional, que convierte a su director en el cineasta francés sureño por excelencia.

Amos Gitai tardó dos años en escribir Kedma y nada más que un mes en filmarla. La película narra, o más bien representa de forma ritualizada, a través de largos y complicados planos secuenciales, en una busca incesante de formas ceremoniales de tragedia antigua, la aventura histórica del Kedma, el barco que trasladó en mayo de 1948 a los primeros emigrantes supervivientes del holocausto judío europeo a una playa palestina. Ocurrió 14 días antes de la proclamación del Estado de Israel, y es 'la historia', dice Gitai, 'de los primeros judíos que saltaron de la boca de las cámaras de gas nazis a los espacios abiertos de Palestina. Intento imaginar el recorrido de quienes salieron de Rumania, Rusia o Polonia, se subieron al barco y cayeron heridos o muertos en alguna de las batallas por la conquista de Jerusalén. Es la tragedia de los primeros judíos desplazados de Europa que a su vez desplazaron de sus tierras a los palestinos'.

A Robert Guédiguian le conocemos en España por Marius y Jeannette, Un lugar del corazón y La ciudad está tranquila, y ahora recuperaremos su fogoso cine sentimental con Marie-Jo y sus dos amores, un relato que obedece con exactitud a su título y representa el atolladero de una mujer enamorada por igual de su marido y de su amante. Es un triángulo que conduce a un drama muy duro, abocado a la tragedia, pero que discurre con suavidad y sin caer en el gestualismo. Ocurren en él cosas situadas al borde del desmelenamiento melodramático, muy sonoras, pero dichas a media voz. Hay en Guédiguian sensatez y madurez artística, además de un abrumador conocimiento de su gente, que es la gente obrera del barrio de L'Estaque y del puerto de Marsella.

De refilón, porque su filme busca otros territorios de la imaginación, también está hoy en las pantallas de Cannes el español Juan Carlos Fresnadillo, cuyo Intacto ha llamado poderosamente la atención a quienes mantienen el fuego sagrado de ese rincón de cinéfilos apasionados que es la Semana de la Crítica, hasta el punto de que con este filme han abierto sus sesiones especiales, su cartel de lujo. Intacto fue presentado por la escritora Karine Cohen como un filme 'casi inclasificable, creador de un nuevo género nacido en Europa, que augura que la voz de Fresnadillo se dejará oír en el cine que viene'.

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