El baile de la duquesa
Cayetana de Alba participa en una fiesta de mujeres presas en Sevilla
Yesenia Jiménez desfila sin perder de vista las cámaras de televisión. Tiene 22 años y viste un traje de flamenca que ella ha ayudado a confeccionar. De vez en cuando, se gira hacia la duquesa de Alba y le dedica una sonrisa. Luce hechuras de modelo, pero más que posar lo suyo es el baile. Lo único que sabía hacer antes de entrar en prisión, hace ya cinco años. Ahora, cuenta orgullosa, sabe 'coser, cocinar, limpiar y hablar con educación'. Estos días está enfrascada en la grabación de su segundo disco. El primero, Aires de libertad, lo grabó hace dos años en la prisión de Sevilla 2.
Ingresó en la cárcel con 17 años por un asunto relacionado con drogas y aún le quedan otros cinco años y medio entre rejas. Mientras, se apunta a todas las actividades que organiza el Centro Penitenciario de Mujeres de Alcalá de Guadaira (Sevilla). Ayer se celebraba su décimo aniversario, y Unión Romaní preparó una mini Feria de Abril enmarcada en el programa de inserción sociolaboral de la población reclusa gitana femenina.
Las alumnas del taller de corte y confección habían cosido sus propios trajes de flamenca para el desfile que abrió la fiesta. Las modelos -reclusas y voluntarias de Unión Romaní- llegaron al patio de prisión en coche de caballos, donde les esperaban el resto de sus compañeras, los trabajadores del centro y algún invitado ilustre como Cayetana de Alba.
A Encarnación Fernández, la mayor de las internas, le tocó romper el hielo. Gitana pura, traje turquesa y mantoncillo anudado a la cintura. No desfila; se planta ante Cayetana de Alba, sentada en primera fila, y le dedica un baile a ritmo de las sevillanas que suenan por megafonía. Encarnación está a la espera de que le concedan el tercer grado. Viuda desde hace 24 años, tiene 13 hijos, seis de ellos albinos. 'Pasábamos mucha necesidad y me eché unos cuartillos de eso que hay hoy. Y me cogieron', cuenta. Hace siete meses llegó al centro de Alcalá, y los tres últimos, asegura, se le han pasado un poquito más rápido preparando la fiesta.
Además del desfile, las internas cantaron, bailaron y degustaron un aperitivo servido por las alumas del programa de catering, que como el resto de sus compañeras recibieron de manos de Cayetana de Alba un diploma acreditativo de su participación en los talleres. Cuando a Encarnación le tocó recoger el suyo, besó a la duquesa y le colocó sobre los hombros su mantoncillo. Antes de bajar del escenario, Cayetana de Alba la agarró del brazo para devolverle y recolocarle el mantoncillo. Juntas, improvisaron un baile que puso al público en pie. 'Por lo menos este ratillo lo hemos pasado mejor', dijo Encarnación al despedirse de la aristócrata más flamenca.
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