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El cura Teodoro Bonilla niega ante la juez Palacios ser el 'conseguidor de testaferros' de Gescartera

Reconoce una inversión de 40 millones de pesetas, pero niega que autorizase las minusvalías

El párroco de Castillo de Garcimuñoz (Cuenca), Teodoro Bonilla, negó ayer ante la juez Teresa Palacios que fuera el 'conseguidor de testaferros' de Gescartera, la agencia de valores que que presuntamente estafó casi 100 millones de euros a 1.383 clientes.Bonilla afirmó que a principios de los años 1990 encomendó a Antonio Camacho, propietario de la agencia, la gestión de 40 millones de pesetas (240.549 euros), pero que ese dinero procedía de sobrinos, primos y familiares directos suyos.

El sacerdote, ataviado con chaqueta jaspeada verde, pantalón gris con raya azul y camisa blanca sin corbata, negó que hubiera proporcionado nombres de inmigrantes o de indigentes para que se realizasen operaciones en su nombre. Bonilla aseguró que con los 40 millones de pesetas y lo que éstos rentasen quería montar una asociación benéfica para mujeres, niños y sacerdotes retirados.

Afirmó que en todos estos años nunca se interesó por la marcha de su inversión -los 40 millones de pesetas en títulos- porque confiaba plenamente en los gestores de Gescartera.

Sin embargo, Bonilla admitió que mantuvo varias reuniones con los administradores de Gescartera. La última de ellas, en Tarancón (Cuenca), en junio de 2001, pocos días antes de la intervención de la agencia de valores. A esta cita asistieron únicamente Bonilla y el propietario de Gescartera, Antonio Camacho, y el primero preguntó finalmente por la marcha de las inversiones, 'lo que no había hecho nunca', precisó, 'porque confiaba en él'.

Bonilla negó también que tuviera conocimiento de que se apuntaban a su nombre las minusvalías de las inversiones que se realizaban en Gescartera. El párroco de Castillo de Garcimuñoz aseguró que se enteró del asunto de las minusvalías por la prensa, aunque luego hizo indagaciones por su cuenta. Aún hoy, según manifestó, sigue haciendo gestiones en bancos para ver qué movimientos se han hecho en su nombre.

Lo que declaró Camacho

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Antonio Camacho, en su declaración judicial del pasado 1 de marzo, afirmó que el asesor fiscal de Gescartera Agustín Fernández Ameneiro era quien asignaba las minusvalías, y que el cura Teodoro Bonilla, al que le aplicaban éstas, era un experto en Bolsa y era consciente de que su nombre era utilizado con su consentimiento. 'Basta con mirar su declaración de la renta', precisó Camacho.

Fernández Ameneiro, sin embargo, declaró tanto en la comisión de investigación del Congreso de los Diputados sobre Gescartera como ante la juez Palacios, que si atribuyó las minusvalías a Bonilla fue siguiendo órdenes expresas de Camacho. Agregó que un sacerdote no tiene por qué tener voto de pobreza, lo que en su opinión constituye razón suficiente para no extrañarse de las instrucciones recibidas de Camacho.

También precisó que las pérdidas atribuidas a Bonilla fueron muy inferiores a los 2.000 millones de pesetas que se llegaron a mencionar, y que en realidad rondaron los 80 millones de pesetas.

Bonilla negó estos extremos, aunque reconoció que la declaración de la renta se la hacían en Gescartera y las etiquetas para la declaración se las proporcionaba Antonio Camacho.

Hace menos de un mes, el párroco fue interrogado por la policía judicial que investiga la trama de testaferros utilizados por Gescartera.

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