Los liberales alemanes eligen un candidato a canciller y están abiertos a pactar con Schröder o con Stoiber
En un paso sin precedentes para una agrupación que, durante buena parte de la reciente historia alemana, se ha limitado a posibilitar gobiernos encabezados ya sea por los conservadores o los socialdemócratas, el Partido Liberal Democrático (FDP) alemán designó ayer en su congreso de Mannheim a su presidente, Guido Westerwelle, como candidato a la cancillería en las elecciones del 22 de septiembre.
Aunque sin mayores consecuencias prácticas -en Alemania, lo que se elige es el Parlamento, que luego designa al canciller- esta proclamación es de gran valor simbólico: envalentonado por encuestas que le conceden cerca de un 10% de los votos y por la destreza de Westerwelle en la combinación de todas las formas de proyección en los medios de comunicación, el FDP quiere mantener abierta la opción de gobernar en el futuro ya sea con el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) o la Unión Cristiana Democrática (CDU).
La pretensión de dejar de ser la opción política preferida por una pequeña élite de profesionales liberales y convertirse en un verdadero partido popular fue el hilo conductor de los tres días de debate entre los más de 600 delegados reunidos en Mannheim.
El 'legítimo derecho' de tratar de igual a igual con socialdemócratas y conservadores fue invocado también por Hans-Dietrich Genscher, ex ministro de Exteriores, a quien en la cuidadosa puesta en escena del congreso correspondió la designación de Westerwelle. Bastante realista acerca de las posibilidades reales de victoria electoral, este viejo zorro de la política alemana recordó que se trata de un proyecto a medio y largo plazo: 'No nos desanimaremos si no funciona a la primera. El SPD fracasó en nueve ocasiones', dijo.
Tras la derrota electoral del Gobierno conservador-liberal de Helmut Kohl, en 1998, también el FDP acusó el golpe y, por un momento, pareció hundirse en la insignificancia. Un año más tarde, sin embargo, el escándalo de las cajas negras en la CDU comenzó a reportarle los primeros desilusionados votos conservadores. El FDP, partido cuya media histórica de votación se sitúa en torno al 7%, ha comenzado a proclamar a los cuatro vientos que alcanzaría el 18%.
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