La candidatura del hijo de Suárez convence al PP de Castilla-La Mancha
Arenas impuso a Molina como presidente ante los 'barones' del partido
El próximo rival político del socialista José Bono para la presidencia de Castilla-La Mancha será Adolfo Suárez Illana, si el PP logra convencerle. El secretario general del PP, Javier Arenas, cenó el jueves con los cinco presidentes provinciales de esa comunidad y recabó muchos elogios hacia la figura y las posibilidades del hijo del ex presidente del Gobierno. Los barones querían como nuevo presidente regional a Luis de Grandes, que rechazó el cargo si implicaba su candidatura electoral. Arenas impuso entonces a José Manuel Molina.
El PP pretende abrir hoy una nueva etapa política en Castilla-La Mancha, donde siempre ha estado en la oposición. La junta directiva regional del partido, convocada esta jornada en Guadalajara, vivirá un relevo en su cúpula algo más que curioso que, además, se apunta muy transitorio.
Hace algo más de seis años, José Manuel Molina fue sustituido como presidente y líder del PP en esa comunidad por el entonces alcalde de Toledo, Agustín Conde, tras sufrir en las autonómicas de 1995 una ajustada derrota. Bono revalidó la mayoría absoluta (24 diputados) pero los tres escaños con los que se distanció del PP los sumó al final por unos cientos de votos. El PP aún no ha superado las secuelas de aquella amarga derrota. Ni Molina ni Conde tampoco. Molina sustituyó a Conde para la alcaldía de Toledo, pero el nuevo candidato volvió a estrellarse contra Bono en 1999, donde retrocedió muchos puntos.
El PP lleva años buscando un liderazgo en Castilla-La Mancha acorde con su nuevo estilo nacional, pero no lo encuentra o no lo quiere encontrar. Ni Molina ni Conde han obtenido demasiados apoyos en estos años del Gobierno y sus ministros para socavar el prestigio y el tirón de Bono. El PP intenta imponer ahora la imagen de que esa etapa de sumisión ante el fracaso se ha acabado.
Tras el XIV Congreso Nacional del pasado enero, Arenas conversó con Conde y éste le requirió decisiones drásticas. Quería una apuesta integral del Gobierno contra Bono o vaticinaba otro descabello electoral. Y lo argumentó con encuestas propias. Fue en ese Congreso del PP cuando se procedió al fichaje estrella de Adolfo Suárez Illana, el hijo del ex presidente del Gobierno de UCD, patrocinado por el autodenominado clan de Becerril, que encabeza Alejandro Agag, futuro yerno de Aznar.
Arenas decidió sondear inmediatamente las posibilidades electorales de Suárez Illana en una macroencuesta en Castilla-La Mancha, en la que le incluyó junto a Conde, Molina, el portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, y la diputada Rosa Romero, de Ciudad Real. Sus resultados fueron pobres pero esperanzadores.
El pasado jueves, tras negarse De Grandes ante Arenas a asumir la presidencia del PP regional si no se le aseguraba que no acabaría dentro de unos meses como candidato, ambos hablaron con Aznar y resolvieron una solución de urgencia hasta que Suárez se convenza de sus opciones y acepte el reto de la política autonómica.
Arenas cenó con los barones provinciales y éstos se dedicaron un buen rato a piropear las cualidades de De Grandes como futuro líder. Arenas cortó los discursos en seco y anunció que el nuevo presidente será otra vez Molina. El cartel electoral queda en suspenso hasta que lo apruebe el hijo de Suárez.
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