Berlín castizo y verbenero
En Berlín hay de todo, claro. Pero chulapas y chulapos, hasta ahora se han visto pocos. En un local del barrio de Mitte, donde abundan los clubes de música tecno, se escucha desde hace días el famoso '¿dónde vas con mantón de manila?' que el castizo Julián le canta a su amada Susana en una de las escenas de La verbena de la Paloma. El próximo 16 de mayo se estrena esta zarzuela en el Hebbel Theater bajo la dirección de Marina Bollaín (Madrid, 1967), quien aterrizó en Berlín hace casi ya una década para estudiar canto y dirección escénica de ópera.
Con jóvenes cantantes españoles (a Julián lo interpreta Eloi Prat y a Susana, Saioa López Sánchez), alemanes, norteamericanos o latinos de entre 25 y 35 años, Bollaín ha formado una compañía a la que ha bautizado Lavapiés. Una denominación que le viene al pelo para definir al grupo (por lo multiétnico) y a su tarea. La directora madrileña ofrece una adaptación respetuosa con la letra y música originales, pero con novedades en la puesta en escena: 'Cambios son que los actores hablan varias lenguas, alemán, español...; que Don Hilarión no tiene 70 años, sino 32 y es muy atractivo... Que, como no encontré a una señora mayor para hacer de Tía Antonia, es un señor, Tío Antonio, el peluquero...', apunta Bollaín. Hay también ligeros retoques de vocabulario: 'Por ejemplo a Julián no le atropella un simón, sino que casi le atropella un coche... Y poco más'.
Un total de 108 años han
transcurrido desde que Tomás Bretón compusiera la música y Ricardo de la Vega, el libreto de esta obra, que se estrenó en el teatro Apollo de Madrid con el subtítulo de El boticario y las chulapas y los celos mal reprimidos. Más de cien años desde que las zarzuelas, ese llamado 'género chico', se convirtieran en divertido acontecimiento social, en contrapunto al aburguesado mundo de la ópera. Y La verbena ahí sigue, tan fresca... 'Si es la que más se representa es porque sigue funcionando, da igual en qué época... Los personajes son característicos; los temas, universales... Se ocupa de gente de la calle, del boticario, del peluquero, de tus vecinos, de la familia...', afirma la directora. Ahí están, además, las numerosas versiones. Incluso las atípicas, como la de Calixto Bieito que llegó al Festival de Edimburgo en 1997.
En un espacio diminuto, entre el caos de los andamios que hacen las veces de corrala, el piano y las más de cincuenta personas que actúan, se mueve con aparente tranquilidad Marina Bollaín desde hace ya unas cuantas semanas. Su hermana gemela, la directora de cine Icíar Bollaín (que pasó brevemente por Berlín para una proyección de su película Flores de otro mundo en un ciclo sobre cine español), le ha traído de Madrid una maleta repleta de delantales floreados, zapatos castizos, telas de lunares para los vestidos de las chulapas, mantones, puntillas... 'Todo comprado por mi madre y mi tía', dicen encantadas.
'Hay materiales y objetos que no se pueden encontrar aquí', dice Bollaín mientras la profesora de flamenco, Ana María Amahi, que está en este momento en la peluquería del Tío Antonio, se marca un baile con los rulos puestos y delante de una lavadora. 'La bailarina de flamenco y la lavadora, claro, también son algo nuevo', sonríe. Como lo es la proyección de un vídeo en la parte final del espectáculo. Durante la celebración de las fiestas de la Paloma en Madrid en agosto de 2001, Marina Bollaín grabó imágenes del ambiente de verbena, de los bailes, de los vestidos, de los churros... 'Durará unos siete minutos... Y durante la proyección se toca un pasodoble que todavía ando buscando o un número de otra zarzuela, ya veremos'.
¿Y con respecto a la música? 'La música original está toda. Pero luego para el momento en el que los protagonistas se van a la verbena, Bretón no compuso nada... y aquí he incluido las músicas que yo escuché en las fiestas el año pasado en Madrid, desde salsa hasta aquello de La bomba... En fin, todo muy castizo'. En el proyecto lleva Bollaín ya mucho tiempo: 'En 1999 conseguí la beca de artes escénicas en la Academia de España en Roma. Y allí desarrollé la idea, traduje La verbena al alemán...'. Y es ya la segunda vez que monta un espectáculo de zarzuela: 'El año pasado uní piezas breves de muchas de ellas y el espectáculo funcionó', dice. Cierto. Los habitantes de la ciudad de las tres óperas y del electrónico festival Love Parade acogieron el espectáculo verbenero con entusiasmo. 'Es teatro comercial en el más puro sentido de la palabra, teatro bonito... Gusta mucho verlo y hacerlo'.
Entre montajes de zarzuelas y proyectos de ópera, Bollaín seguirá en verano con sus conciertos de canto acompañada de guitarra, en distintos espacios de Berlín: 'Cantando gano dinero, sobrevivo...'. Las subvenciones, de momento, sólo dan para representar su zarzuela unos pocos días. ¿Se podrá ver en algún otro lugar? 'Tenemos ya planes para montarla de nuevo en verano y ojalá consiguiéramos una gira pronto... porque si no ¿adónde voy yo con todo esto?', dice. Mientras, en el escenario, cantan lo de 'a lucirme y a ver la verbena / y a meterme en la cama después'.
La verbena de la Paloma. Hebbel Theater de Berlín. Del 16 al 19 de mayo.
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