Cumplir la ley

Se hace absolutamente necesario intervenir en un debate maniqueo sobre la Ley Financiera, cuando se atribuye a la misma la intencionalidad del Gobierno de interferir en el poder de las cajas. La edad de los consejeros y, por tanto, de los presidentes -sean o no ejecutivos- está regulada por el artículo 15 de la Ley 31/1985, Cajas de Ahorro.

Norma básica que no entra en colisión con ningún otro precepto de la ley 15/1985, del Parlament de Catalunya, que regula la composición y funciones del Consejo de Administración.

Es absolutamente falso que la ley catalana esté enfrentada a la ley estatal de cajas. Esta norma básica no es contradicha por ningún precepto estatutario de La Caixa puesto que ni en el artículo 15 ni en ningún otro se establece una edad diferente, como no podría ser menos. Pero que no se hable de la edad no excluye que deba imponerse el cumplimiento de un precepto legal que es básico.La prueba concluyente es que en el recurso de inconstitucionalidad que el 8 de noviembre de 1988 presentó el abogado de la Generalitat Manuel María Vicens Matas no se incluyó el artículo 15 de la LORCA. Esta es una cuestión pacífica, en el orden legislativo y en el jurisdiccional. Las declaraciones del señor Alavedra o del señor Castells, entre otros, no tienen ningún valor. No son imparciales.

Es cierto que el señor Samaranch violó esa norma: no así los señores Narcís de Carreras y Millet i Bel. Y es cierto que ninguna autoridad de la Generalitat impuso la disciplina. Pero la negligencia culposa, como mínimo, o la incompetencia política del responsable -el señor Macià Alavedra- no puede ser patente de corso para invocarlo como precedente. Es una inmoralidad. La reciente incorporación del señor Fornesa -un profesional competente y respetado por la plantilla- es un error y una paradoja: sustituye al señor Vilalta, que sí tiene más de 70 años. Oponerse a cumplir la ley, igual para todos, invocando el ejemplo del señor Greenspan, es un torpe recurso dialéctico. Sólo la manipulación de la información altera el recto juicio de la cuestión.