Un perfume de antiguo régimen
El 14 de julio, tras presenciar con el rey don Juan Carlos el desfile militar de la Fiesta Nacional, el presidente Jacques Chirac reconoció en televisión que se había llevado 'el sobrante' de los fondos reservados de su segunda etapa como primer ministro (1986-1988). ¿Por qué lo hizo? 'Era la tradición', contestó a los periodistas que le interrogaron.
Todo había empezado cuando los jueces que investigaban la financiación oculta del partido neogaullista Unión por la República (RPR) descubrieron pruebas de una veintena de viajes privados efectuados por Chirac, su familia y algunos amigos entre 1992 y 1995. Chirac confesó que el dinero procedía de los fondos reservados: todos los políticos se los habían llevado, ¿por qué no él?
Uno de sus hombres de confianza, Maurice Ulrich, aportó detalles sobre el transporte del relicario de los fondos reservados hasta una caja fuerte del Ayuntamiento de París, regido entonces por Chirac. De ese pequeño cofre del tesoro se habrían extraído 2,4 millones de francos (unos 361.000 euros) para los viajes cuestionados, aunque el presidente siempre defendió que una parte no eran privados.
En su declaración patrimonial del periodo 1988-1993, Chirac no hizo constar que poseía sumas importantes de dinero en efectivo: 'Los fondos secretos, por su naturaleza misma, no pueden ser objeto de declaración', explicaron fuentes del palacio del Elíseo.
La importancia de lo sucedido ayer es que Lionel Jospin acaba con ese perfume de antiguo régimen. Sus adversarios dirán que ya no necesita el dinero de los fondos reservados, puesto que no piensa dedicarse más a la política; sus amigos lo destacarán como el gesto que honra a una persona íntegra.
Reforma legal
Lo cierto es que Jospin ya había acabado con la práctica de repartirse los fondos reservados entre los altos cargos del Estado, que circulaban en sobres, a la manera del antiguo régimen. El escándalo del 14 de julio dio origen a una reforma legal, llevada a cabo por el Gobierno socialista de Lionel Jospin durante sus últimos meses como primer ministro, por la cual han quedado suprimidas las sumas incontroladas que se entregaban a la presidencia de la República y al Gobierno para libre uso por parte de los altos cargos.
En virtud de la reforma impulsada por el Gobierno de Jospin, sólo permanecen como fondos reservados los destinados a los servicios secretos, para misiones de espionaje y contraespionaje, es decir, el 60% de los 60 millones de euros previstos para el año que viene. El resto de lo que antes se consideraban fondos ha pasado a formar parte de los presupuestos de los ministerios, como dinero 'limpio' y sometido a la fiscalización prevista para el resto de las partidas.
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