Preocupación en Rabat por las relaciones entre Madrid y Argel
'España quiere sustituir a Marruecos por Argelia'. El titular de primera página del diario As Sabah de Casablanca pone de manifiesto los temores de las autoridades marroquíes ante el reciente estrechamiento de las relaciones de España con Argelia.
El inesperado viaje de José María Aznar a Valencia, a finales de marzo, para acoger al presidente Abdelaziz Buteflika fue inmediatamente interpretado en Rabat 'como un mensaje dirigido a Marruecos', según el periódico L'Indépendant.
Argelia, con sus enormes reservas energéticas, tiene para España un aliciente económico que no posee Marruecos. No en balde, el comercio hispano-argelino supera con creces al hispano-marroquí.
La preocupación marroquí no es tanto achacable a la aproximación económica como a la política. El reciente cambio de actitud de Estados Unidos a propósito del Sáhara -Washington aboga por el reconocimiento de la soberanía marroquí y la concesión de una autonomía al territorio- es una buena noticia que sólo pueden abortar Argelia, España y Rusia.
Mientras Moscú es más bien favorable a una partición del territorio, la antigua potencia colonial y el país valedor del Frente Polisario mantienen sobre el conflicto posiciones cercanas.
Durante su reciente visita a Washington, Aznar reiteró su respaldo al plan de arreglo de la ONU para el Sáhara, que prevé un referéndum de autodeterminación, y recordó que en 1991 éste fue aprobado por Marruecos y el Polisario.
Argelia es también partidaria del plan, del que Marruecos ya no quiere ni oír hablar, porque discrepa con el censo provisional de votantes establecido por la ONU. Rabat preconiza ahora resolver el contencioso otorgando una autonomía al territorio, una tesis a la que acaba de sumarse Washington. Ésta es también la solución por la que aboga Francia.
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