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Reportaje:

Un hospital en recuerdo de La Chata

Isabel II promovió el centro sanitario de la Princesa, que hoy cumple 150 años, tras ser acuchillada por un sacerdote

Oriol Güell

Un cura liberal al que la monarquía del siglo XIX obliga a exiliarse en Francia. Una reina, Isabel II, que se dirige a ofrecer a su hija recién nacida a la virgen de Atocha. Un país convulsionado por el rastro de la primera guerra carlista. Un Madrid con poco más de 300.000 habitantes que, sin sanidad pública, sólo pueden recibir atención médica gracias a la beneficiencia.

Estos actores y este escenario bien podrían llenar el argumento de una enrevesada novela histórica. Sin embargo, y aunque pocos de los 500.000 madrileños que tienen a La Princesa como hospital de referencia lo sepan, éstas son las claves que llevaron, hace 150 años, a la fundación de este centro sanitario. Para conmemorarlo, la dirección del hospital ha publicado el libro escrito por una trabajadora del departamente de Atención al Paciente, Josefa Rivera Donoso, que resume el siglo y medio de historia del centro.

'Al salir SS MM de la Real Capilla para trasladarse a Atocha, un criminal ha atentado contra la preciosa vida de SM la Reina'. Así recogía la Gaceta de Madrid el suceso en su edición vespertina del 2 de febrero de 1852. Oculto entre la multitud, y escondiendo un cuchillo bajo la sotana, Martín Marino Gómez, un cura riojano al que sus ideas liberales radicales habían llevado al exilio, se acercó a la reina.

Isabel II abandonaba en esos momentos el Palacio Real para dirigirse a la basílica de Atocha, en la actual avenida de Barcelona, con su hija, la princesa Isabel, conocida como La Chata, que había nacido seis semanas antes. La reina recibió una cuchillada en el costado derecho. Las heridas, sin embargo, no fueron graves ya que las ballestas de su corsé frenaron la trayectoria del arma. La princesa, en brazos de su aya, resultó ilesa. Ella daría nombre al nuevo hospital.La oleada de afecto que los madrileños dispensaron a la reina convencieron a Isabel II de que ya era hora de promover el proyecto, hasta entonces frenado, de construir un nuevo hospital para la zona norte de la ciudad. 'Mi corazón se halla conmovido ante las demostraciones de amor y lealtad que recibo a cada instante de mis súbditos', escribió la reina al Gobierno de la época, presidido por Bravo Murillo. La edificación del hospital acabó costando casi 5.900.000 reales de vellón. La reina fue la primera en sumarse a la suscripción pública organizada para recaudar fondos, con 40.000 reales. Luego añadió otros 63.869, ya que se comprometió a poner de su bolsillo la cantidad que faltara tras sumarse todos los donativos. 'La suscripción pública tuvo un gran éxito. Recibió 5.810.570 reales de todas las provincias y clases sociales. Incluso se recibieron donativos de las colonias de ultramar', destaca la autora del libro, Josefa Rivera.

El nuevo hospital fue inaugurado el 23 de abril de 1857 en la avenida de Arenales (hoy calle de Alberto Aguilera), destinado mayoritariamente a atender pacientes de la beneficencia.

El hospital fue desde su apertura testigo privilegiado de los avatares históricos del país. Tenía ocho pabellones con 16 salas, nueve destinadas a los hombres y siete a las mujeres. En cada sala se alojaban 16 pacientes, atendidos por las Hermanas de la Caridad. La luz eléctrica no iluminó las dependencias del centro hasta 1897.

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El monárquico nombre de La Princesa no resistió la llegada de la Segunda República en 1931, pasándose a llamar Hospital Nacional de Cirugía. Muy próximo al frente de la Ciudad Universitaria, el edificio de la avenida de Arenales no escapó a los obuses de la guerra civil. Los daños en la estructura obligaron a utilizar decenas de camiones y carromatos para trasladar a pacientes y equipos médicos hasta el Colegio del Pilar, donde permaneció casi cuatro años.

Terminada la guerra, se empezó a pensar en cambiar su ubicación. Las obras empezaron poco después en la actual sede de la calle Diego de León: durarían 15 años. En 1955, y con el pomposo nombre de Gran Hospital de la Beneficiencia General del Estado, se inauguró el actual edificio.

La Princesa ha sido testimonio también de los enormes avances de la medicina en el último siglo y medio. La hematología, por ejemplo, es hoy una de las especialidades en las que La Princesa es un hospital de referencia a nivel nacional. Hace 109 años, el doctor José Ustáriz realizó en este centro la primera transfusión de sangre en España.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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