_
_
_
_
Crónica
Texto informativo con interpretación

'Nosotras lo tenemos peor'

La historia de Conchi Barba es una y mil a la vez: es la misma que cuentan sus amigas, sus vecinas, muchas otras familias a su alrededor. Conchi vive en Baena, un pueblo de 20.000 habitantes al sureste de Córdoba. Está casada, tiene un niño, y, como su marido, Francisco, se dedica al campo, a la aceituna. Lleva casi 15 años acogida al PER, sumando 40 o 50 jornales durante la temporada, cobrando el subsidio seis meses y, con suerte, consiguiendo dos semanas más de trabajo, arrancando hierbas o barriendo las calles. Entre Conchi y Francisco no ganan más de 7.200 euros al año; más de 3.600 corresponden al PER. 'Si no fuera por el paro', dice ella, 'tendríamos que cortarnos las venas'.

La de Conchi es una de las 4.000 familias de Baena que dependen del PER; en Córdoba son unas 35.000. Baena no ofrece otro empleo que el campo, y cuando acaba la temporada muchos emigran. Para la mayoría de los receptores del subsidio el peor momento es el verano; a esas alturas ya no les queda dinero. 'Cuando llega agosto raro es el que no da con los dientes en el bordillo', asegura Conchi. 'Mi madre, que cobra una pensión ridícula, si compra un pollo me da la mitad'.Y si con el subsidio van así las cosas, ¿cómo se las arreglarían sin él? 'Sería un desastre', resume Conchi. Marín es más tajante: 'El caos'.

Conchi sabe por experiencia que la situación es más difícil para las mujeres. 'Para los hombres hay más trabajo, les llaman para quemar el ramón o para sulfatar. Nosotras lo tenemos peor. Perdemos jornales por cuidar a los niños, porque se ponen malos o porque no hay con quien dejarlos. Y nos hace mucha falta una guardería, que la que hay tiene pocas plazas, y abre demasiado tarde y cierra demasiado pronto'.

'¿Que hay que reformar el PER? Muy bien', concluye Conchi, 'pero que sea para mejorar, no para hundirnos'. Su amiga Pilar asiente. 'Que lo revisen. Pero que sepan que esto no es para lujos, sino para sobrevivir; si nos quitan el paro Baena se muere'. 'Que nos den trabajo, que es lo que nos hace falta', remata Conchi.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_