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Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El patriota irreverente

Alemania, noviembre de 1843. Un viajero de una diligencia de Francia llega a la frontera con Aquisgran y llora conmovido al escuchar hablar alemán. Es Heinrich Heine, el poeta alemán más admirado de su tiempo y, según definición propia, incansable látigo de los lerdos, idealistas y sentimentales. Por tanto se repone enseguida, se burla de su propia emoción y dicta el remedio para esta patria suya que duerme, como la bella del cuento, el sueño de la resignación. 'Otra canción, nueva y mejor, / amigos, quiero componeros. / Aquí en la tierra queremos fundar / nosotros el reino de los cielos. // Queremos ser felices aquí / y no pasar más hambre; / el vientre perezoso no debe atiborrarse / de lo que produjeron manos laboriosas'.

ALEMANIA. UN CUENTO DE INVIERNO

Heinrich Heine Traducción de Jesús Munárriz Hiperión. Madrid, 2002 304 páginas. 12,02 euros

Heine (Düsseldorf, 1797-París, 1856) era un poeta con programa social, un pensador adelantado a su tiempo, un renegado de todas las escuelas y tendencias, que desconfiaba del pathos de los románticos como del entusiasmo de los nacionalistas revolucionarios, a los que criticaba con sorna, aunque compartiera muchas de sus ideas: aborrecía la poesía de compromiso. Su programa no era sólo social y ético -defendía los escritos del joven Karl Marx, fue amigo del reformador social Louis Blanc-, sino sobre todo estético: la musicalidad del verso fue su ambición, con la que alcanzó una maestría que se transmite todavía hoy, lo mismo en las canciones amorosas que en esta sátira política Alemania. Un cuento de invierno (atractivo que se pierde inevitablemente en la exacta traducción de Jesús Munárriz).

Un cuento de invierno mez

cla, con su irresistible sonsonete arrullador, la fantasía onírica (encuentro con el fantasmal portador de un hacha: 'Yo soy / el efecto de tus pensamientos'), la visión del futuro (lee el destino de Alemania en las heces de un orinal) y la crónica viajera. El refugiado de la censura, que volvía a su patria después de 12 años de ausencia, describe en su pequeña epopeya lo que observa en el trayecto que le lleva a Hamburgo, donde visitará a su familia y a su editor. Sin embargo, el viaje es un pretexto para repasar la historia y las leyendas de las distintas regiones alemanas, donde el humor ácido del cosmopolita judío descubre las razones profundas para el atascamiento mental y la decadencia política de Alemania. Nadie ha sabido calar con tanta agudeza psicológica y tanta frescura verbal el carácter nacional de los alemanes como Heine, quien, como puntualiza Hans Mayer 'era un acontecimiento europeo y un escándalo alemán'.

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