Guatemala

Últimamente acaparan la atención de las páginas de la prensa temas como la tragedia del pueblo palestino y de Colombia. Es justo. Pero al mismo tiempo están sucediendo en otras partes del mundo hechos y situaciones que pasan inadvertidos para la información del público y la solidaridad internacional.

Un grupo de compañeros estamos en contacto con la situación guatemalteca. Hubo un tiempo, al fin de la guerra civil, en que ese país atrajo la atención popular. Ahora parece que Guatemala (como otros países) hubiera dejado de existir.

Los que por diversos motivos seguimos en comunicación con aquellas tierras queremos pedir su atención y el apoyo que desde España se pueda dar al proceso de paz. La paz se ha firmado, pero no se ha llegado a 'afirmar'. Gran parte de los documentos rubricados son simplemente papel mojado para quien tiene hoy el poder: el FRG y la estructura militar, que sigue inmutable, sin hacer caso de las conclusiones que solemnemente publicó la Comisión de la Verdad. El Estado Mayor Presidencial -una sección especial del Ejército que tiene como objetivo proteger al presidente y en la práctica lo tiene rodeado y manipula la situación del país-, culpable de gran número de asesinatos y secuestros, sigue sin disolverse a pesar de los compromisos de la firma de la paz y de los presidentes. Los derechos del pueblo indígena y los campesinos continúan siendo ignorados.

Los grupos que intentan recuperar las tierras siguen marginados y amenazados. Monseñor Ramazzini, defensor del diálogo y los derechos del pueblo indígena, ha sido amenazado de muerte. Igualmente sacerdotes, alguno de ellos de origen español, han recibido amenazas y se han invadido y arrasado algunas dependencias de organismos de derechos humanos.

Se están produciendo secuestros e incluso asesinatos de políticos y personajes clave en la economía del país.

Como telón de fondo está la corrupción descarada de los políticos en el poder, la manipulación del poder judicial (y las amenazas a los jueces y fiscales que no se dejan manipular), la violencia ambiental que pasa desde los atracos y asesinatos que marcan la vida ciudadana a muertes y secuestros, presentados oficialmente como producto de delincuencia común aunque evidencian actos políticos.

Muchos hablan en Guatemala de que una ayuda para salir de esta situación es la presión internacional. Lo malo es que, por una parte, la falta de información deja estas situaciones en la penumbra y, por otra, hay gente fuera y dentro del país, también de España, que está interesada en que estos hechos pasen inadvertidos; que, por poner un ejemplo, el asesinato de monseñor Gerardi se presente como un hecho turbio y poco aclarado, a pesar de que el juicio dejó claramente marcadas a personas relacionadas con las estructuras de poder político y militar. Es un ejemplo entre muchos.

Les rogaría una mayor información en este periódico, al tiempo que pedimos la solidaridad y la presión de personas y organismos solidarios para salvar ese triste atascamiento del proceso de paz en el hermoso y martirizado país de Guatemala.