Aída Gómez, Carlos Saura y José Antonio recrean el amor loco y mortal de Salomé
La bailarina estrena mañana el montaje en Madrid mientras el cineasta remata la película
Despojando al mito de las connotaciones bíblicas, y del tinte político que le dio Oscar Wilde, centrándose en la tremenda pasión de Salomé, en su amor loco, la bailarina Aída Gómez, el director Carlos Saura y el coreógrafo José Antonio Ruiz han unido sus talentos para convertir Salomé en un montaje de danza y una película musical. El espectáculo se estrena mañana en el Albéniz de Madrid, después de una gira por España y antes de salir a Europa. La película está montada, lista para acudir al Festival de Cannes. Y Gómez, como pez en el agua en 'un personaje de rompe y rasga'.
La ex directora del Ballet Nacional Aída Gómez (Madrid, 1967), que estrena compañía con este montaje que estará en cartel hasta el martes, cree que Salomé 'es la esencia de la mujer que desea el imposible. No contenta con desatar el deseo de Herodes (su tío, padrastro y asesino de su padre), busca el amor en la mirada distante de Juan Bautista, que no sólo no la mira, sino que desprecia todo lo terrenal'. Despechada, exige su cabeza a Herodes. 'En ese juego de miradas y deseos, la danza elabora el cordón de plata de todas las pasiones: la muerte'.
Se nota que Gómez está encantada con este personaje arrollador, sobre todo después de su sonada y dolorosa salida 'por bulerías' de la compañía pública en 2000. 'Me desenamoré, pasé mis fatigas y mi desierto, y me he vuelto a enamorar. El personaje es de los que no te quedas normalita. Ha sido la mejor medicina. Dejé mucha energía y mucha salud en el Ballet Nacional. Me creía Juana de Arco, pero, viéndolo de lejos, quizá debería haberme ido a tiempo. Ahora me he ubicado otra vez. Me tomo la vida de otra forma y sólo quiero disfrutar y aprender de los que me rodean. Y Saura me ha dado otra visión que me ha venido muy bien'.
Catorce bailarines y la música mediterránea de Roque Baños (con la colaboración de Tomatito) completan esta Salomé que el cineasta (codirector del espectáculo teatral y realizador del filme) adaptó 'muy libremente' a partir del texto de Oscar Wilde. 'La obra es muy bonita, pero las ideas políticas no pueden llevarse a la danza. Así que queda el amor fou. Esa pasión terrible y mortal sostiene la obra'.
El director de Bodas de sangre está fascinado con Gómez y José Antonio. 'Siempre los musicales tienen algo mágico para mí, pero ha sido un hallazgo conocer a Aída. Es una mujer extraordinaria y una bailarina excepcional. Me recuerda a Antonio Gades: creativa, sensible, trabajadora y con mucha fuerza, uno de esos personajes que salen muy de vez en cuando en este país y que hay que cuidar. Y la coreografía de José Antonio, que bailó en Goya en Burdeos, es maravillosa'.
Una vez acabada la película, Saura procura inhibirse de la decisión de ir a Cannes, que le ha invitado a la Quincena de Realizadores. 'Soy el director que más veces ha acudido. Creo que gano a Fellini por una', bromea. 'Los festivales están bien, pero es una decisión del productor [su hijo Antonio, de Cebra Films]'.
Saura explica que el filme 'es una mezcla de documento sobre el proceso de ensayos y de ficción. Empieza en un atardecer, transcurre por la noche y acaba al amanecer'. ¿Influencia de Storaro? 'Quizá, pero la foto es de José Luis López Linares'.
Babelia
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