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Columna
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Sin perdón

Desde que el PP llegó al Gobierno, ha tenido al PER en su punto de mira. Con la primera reforma lo convirtió en Aepsa, intentando que no recordara al Gobierno socialista y mientras esperaba tiempos mejores para acabar con esa manera de cubrir el paro en el campo andaluz, que, por cierto, resultó ser una vía para el desarrollo de los pueblos andaluces, que dejaron atrás la miseria, a la que la injusticia de siglos los había condenado, superando en calidad de vida a las ciudades. El PER sirvió para eso y desde luego también para que muchos alcaldes hicieran la vista gorda y fomentaran y protegieran el fraude en beneficio de unos vecinos que, naturalmente, lo agradecían. A pesar de lo cual siempre fue una injusticia y una desmesura la leyenda negra sobre el voto subsidiado. Para desmentirla no ha tenido más que pasar el tiempo, dejar de depender el PER de un Gobierno socialista y, sin embargo, seguir el PP sin ganar en Andalucía. La fuerza de las cosas es la que es y resiste a todas las interpretaciones, tanto las optimistas como las pesimistas.

El PER fue un buen invento si a ello vamos. Muchos entienden que han tenido razón quienes han aprovechado su existencia para hablar de la Andalucía subsidiada y, sin embargo, esa afirmación es una injusticia, sobre todo si lo que quiere decir es que es la única comunidad que recibe ayudas del Estado. No lo es sino que, como ha recordado el presidente de la Junta de Andalucía, otras regiones de España con industrias y sectores en crisis han recibido ayudas infinitamente más millonarias que las ayudas del PER sin que nadie desde dentro, y mucho menos desde fuera, se haya atrevido a criticar ni utilizar el hecho en perjuicio de la dignidad de quienes reciben el dinero ni de sus territorios. El PER fue un buen invento y, gracias a él, los pueblos andaluces han visto mejorar su vida de manera evidente.

El anuncio del Gobierno de una nueva reforma que huele a chamusquina ha abierto el debate y, como pide IU, sería bueno que el debate se llevara al Parlamento andaluz. Aunque sólo fuera para acabar con su leyenda negra y para quitarle a todo el mundo el complejo de tener que pedir perdón por recibirlo. Otros han recibido y reciben más y los andaluces no hacen interpretaciones ofensivas.

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