Parada y fonda en Velluters

La ciudad de Valencia salda hoy una importante deuda que tenía con los cada vez más numerosos turistas que se acercan a visitar sus barrios. De forma paralela al aumento de visitantes, la ciudad ha visto como a ambos lados del viejo cauce del Turia crecía el número de camas de hotel destinadas a dar acogida al incremento de turistas. Sin embargo, este aumento era incompleto y dejaba sin cubrir importantes huecos. Mientras los visitantes de mayor poder adquisitivo contaban con una oferta hotelera cada vez más amplia, el turismo juvenil carecía de centros, acordes a las mochilas que los jóvenes llevan a sus hombros, en los que pasar la noche sin gastar demasiado dinero. Valencia se había convertido en una de las pocas grandes ciudades europeas que no contaba con un albergue juvenil en el centro de su casco urbano. Había que conformarse con un centro situado en la avenida del Puerto si se deseaba estar alojado en un albergue de la ciudad adherido a la Red Europea de Albergues Juveniles. Hasta hoy.

Esta mañana, gracias a la Fundación Sant Jordi y al Instituto Valenciano de la Juventud (IVAJ), está previsto que el consejero de Bienestar Social, Rafael Blasco inaugure el albergue Ciutat de València, en la calle de Balmes, en pleno barrio de Velluters. Se trata de un antiguo caserón de cuatro plantas, con capacidad para 48 personas repartidas en 12 habitaciones en el que por entre 9 y 12 euros -en función de la edad- se puede acceder a una cama con sábanas limpias, desayuno incluido. El albergue se encuentra situado en el entorno de barrio chino de la ciudad y su emplazamiento no ha sido nada casual, como apunta José Ignacio Cruz, miembro de la asociación que ha impulsado su creación. En pleno proceso de rehabilitación urbanística, los impulsores del centro han pretendido colaborar con la mejora de imagen del barrio y, fundamentalmente, en el rejuvenecimiento de la edad media de sus vecinos, con las más de 5.000 pernoctaciones previstas para este año.

De los 0,78 millones de euros -130 millones de pesetas- que ha costado la reforma del edificio, 0,24 millones de euros -40 millones de pesetas- los ha sufragado el Institut Valencià de la Joventut (Ivaj) y otros 0,12 millones de euros, el plan Riva de rehabilitación del centro histórico. El resto lo sufraga la Fundación Sant Jordi, que ha cedido los dos pisos superiores al Ivaj durante los próximos cuatro años a través de un convenio. El primer y segundo piso del centro lo ocuparán las dependencias del movimiento Escolta, de scouts, así como la planta baja, donde se situará una tienda ligada a esta actividad. Así, además del ir y venir de los turistas, el albergue contará también con el trajín que comporta una asociación de más de 8.000 miembros en la Comunidad Valenciana.

Pero la vocación social de la entidad que ha apostado por la apertura del albergue y la puesta en marcha de centro que servirá de sede del movimiento escolta no acaba aquí. Ayer, como en los últimos dos años, la Fundación Sant Jordi celebró su entrega de premios anuales, que en la presente edición recayó sobre el sacerdote Vicent Cardona, director de la revista Saó, por su apoyo a la juventud valenciana y en reconocimiento a su labor por el movimiento scout.