Detenido el tercer piquete violento en siete días de huelga
En la jornada de huelga de ayer, que según patronal y sindicatos tuvo de nuevo un seguimiento del 100% y en la que volvieron a incumplirse los servicios mínimos, una persona integrante de un piquete violento fue detenida cuando arrojaba piedras a un autobús que circulaba por la N-IV (la carretera de Andalucía), según confirmaron fuentes de la Delegación de Gobierno.
Se trata del tercer detenido por actos vandálicos contra vehículos de transportes de viajeros en las últimas 48 horas, después de que otros dos hombres fueran detenidos el martes por arrojar objetos contundentes y romper lunas de autobuses.
La séptima jornada de la huelga de autobuses se hizo notar de manera especial en las estaciones de los trenes de cercanías. A primera hora de la mañana, las aglomeraciones en los andenes de las estaciones de Atocha, Pirámides, Nuevos Ministerios y Chamartín se convertían en una pesadilla para los viajeros.
Un portavoz de Renfe explicó que la compañía había registrado un aumento de viajeros cercano al 20%. 'Hemos tenido que poner trenes dobles. Es decir, enganchar dos trenes para paliar la demanda. Normalmente esto se hace en hora punta, pero hoy (por ayer) también lo hemos hecho en horas valle', dijo. El portavoz de Renfe matizó que, pese al aumento de la demanda, no se había registrado ningún incidente en las estaciones.
'Sardinas en lata'
Carlos, un usuario del tren de cercanías, cuenta cómo ayer los viajeros de este transporte iban 'como sardinas en lata'. Él viajó, como cada mañana, desde la estación de Pirámides hasta la de Chamartín. 'La gente se empujaba para entrar. Era imposible encontrar un sitio. Los trenes iban a reventar', relató.
La carretera también sufrió las consecuencias del seguimiento total que tuvo el paro de autobuses interurbarnos. La Dirección General de Tráfico registró un incremento de vehículos en las carreteras de entrada a la capital de casi un 7% y retenciones en la nacionales I, II, III, IV, V, VI y en la M-607 en hora punta entre la 7.30 y las 11.00. 'Un compañero de trabajo que vive en Boadilla del Monte y normalmente viene en autobús', contaba Carlos, 'tuvo que pedirle el coche a sus suegros y salir de casa a las siete, pese a que entra a trabajar a las nueve. Pero a esa hora tan temprana no hay tanto atasco y ha llegado a las siete y media'.
Otro compañero, que reside en La Moraleja, a veinte minutos en coche en un día normal, tardó ayer una hora en hacer el trayecto hasta la zona del hospital de La Paz.
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