_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La familia

La familia se mantiene por milenios y lugares; producto de la economía natural y las necesidades del grupo, pero también de las órdenes de caciques, reyezuelos, magos, guerreros. Poligámica o poliándrica, con cabañas promiscuas para los púberes, con incestos sagrados o con castigos a los adúlteros. Aquí los partidos sacan planes dirigistas; los emiten en torno a la conferencia de la vejez, para la que también ofrecen soluciones, aunque ninguna como la de los esquimales, que dejan solos a sus ancianos en los hielos para que mueran en paz, o las de la alta civilización europea, en cuyos hospitales se reducen quirófanos, medicinas, camas y personal.

En nuestra horda los planes de la partitocracia se basan en la falsa necesidad de infantes para las armas y siervos para el arado. Pero las guerras las hacen los ingenieros. El trabajo, las máquinas y los inmigrantes. La natalidad ya no justifica el sexo, que es libre y bello; y el intercambio de mujeres no existe. Para que hagan nacer hay que pagar: lo sabía Franco (Hitler, Mussolini) con los 'puntos' familiares y premios a la natalidad, y ahora Aznar los reconvierte en un sueldo (mísero) para la joven madre, adoptando una especie de feminismo de trampa; y dejando de llamar guarderías a las guarderías, sino escuelas a partir de los tres años. El vocabulario sigue retorciéndose. Las demandas femeninas de trabajo para la independencia se han reconvertido por la sabiduría empresarial y sus agentes gubernamentales en trabajo forzado porque uno solo no puede sostener la pareja: trabajan para el banco. Cuando se buscó la sumisión popular por la lingüística, se ofreció libertad y democracia, y repercutió en la familia del régimen anterior: el joven se desprendió de los suyos, pero no pudo desgajarse porque nadie le dio trabajo y los sueldos se redujeron, y la vivienda ascendió hasta lo imposible. Las parejas llevan vida aparte, coche aparte, amistades distintas. Nadie quiere la natalidad, salvo algunas alumnas de monjas en proceso de extinción, o algunas ecologistas que creen que su constitución física las obliga y sienten 'un vacío'. Decía antes que condiciones naturales, economía, individuos y grupos forman familia, y no bastan reyezuelos, sacerdotes, hombres de la medicina, sabios de la edad del poder y escritores tradicionales para forzar un estilo de familia que se ha transformado. No se ha perdido, no se disuelve: pero es otra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_