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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Nueva entrega del IRA

Seis meses después de poner un paquete de armas 'fuera de uso', el IRA ha dado un segundo paso y procedido a un nuevo desarme sustancial, según el general canadiense John de Chastelain, que encabeza la Comisión Internacional de Supervisión de estas entregas e informa únicamente a los Gobiernos de Londres y Dublín. El IRA no sólo mantiene así vivo el proceso de paz, sino que trata también de impulsar las posibilidades de su brazo político, el Sinn Fein, único partido presente a la vez en el norte y en el sur de Irlanda, en las elecciones generales del mes próximo en la República.

La segunda desactivación de armas ha sido calificada por Blair y Ahern como 'un empuje para la paz', y, en efecto, lo es, aunque esté lejos de garantizar un futuro estable. Se orienta en la buena dirección, permitiendo al Gobierno de Londres presentar en las próximas semanas su proyecto de ley de amnistía, uno de los requisitos exigidos por el IRA, junto con la reforma de la policía local, esencialmente protestante, y el desmantelamiento de las bases militares británicas en Irlanda del Norte. Sean cuales sean los motivos últimos y su utilización, el gesto del IRA da un respiro al ministro principal de la Administración autónoma de integración del Ulster, David Trimble, cuyos críticos entre los protestantes, especialmente los seguidores de Ian Paisley (pero también en su propio partido), pierden argumentos. Los paramilitares protestantes, sin embargo, no se muestran dispuestos a iniciar el desarme que les corresponde. Los líderes políticos de esa comunidad deberán demostrar ahora la misma capacidad de imponer su autoridad que ellos reclamaban de los republicanos.

El IRA sabe que arriesga, pues su desarme -que evita a toda costa presentar como rendición- puede incitar a la escisión a grupos partidarios de la violencia, aunque insiste en la 'disciplina'. En su comunicado, señala que ha dado este paso como decisión unilateral, como una iniciativa de liderazgo para 'estabilizar, apoyar y reforzar' el proceso de paz. Pese a todas sus intrínsecas dificultades pasadas, presentes y futuras, el hecho de que al menos este proceso de paz, cuyas bases fueron pactadas cuatro años atrás, siga vivo y progrese es para el Ulster un elemento esperanzador en un mundo en el que abundan los motivos de desesperanza.

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