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El informe Cotec constata la falta de 'liderazgo' para articular un sistema valenciano de I+D+I

Según Zaplana, la inversión en investigación y desarrollo en 2000 representa ya el 0,74% del PIB

La Comunidad Valenciana no es ajena a la falta de un sistema de investigación, desarrollo e innovación competitivo en la Unión Europea ni a la debilidad del sistema nacional que con una inversión del 0,89% del PIB que se sitúa a la cola de los quince. Pero, en el caso valenciano, la 'falta de liderazgo en las políticas de innovación de la Administración regional' y 'la ausencia de coordinación' y de 'instrumentos financieros' ha hecho mella en la consolidación de un sistema de I+D, según el libro blanco elaborado por la Fundación Cotec. Con todo, los datos del 2000 anotan, según adelantó ayer el presidente Eduardo Zaplana, un crecimiento de la inversión hasta 430 millones de euros, equivalente a un 0,74% del PIB valenciano.

'Las expectativas de la economía europea no van por buen camino', sostuvo ayer el presidente de la Fundación Cotec, José Ángel Sánchez Asiáin, en Valencia durante la presentación del primer informe dedicado a evaluar a fondo la competitividad de los sistemas autonómicos de I+D+I, que se inaugura con la elaboración del Libro Blanco de la Innovación en la Comundidad Valenciana. Las causas de esta 'ineficacia' -que atribuyó a la falta de coordinación entre las políticas de los quince, diferencias geográficas y la consiguiente fragmentación de los resultados científicos y tecnológicos- es un patrón negativo que se reproduce a nivel nacional y se agrava, en el caso español, con 'la dispersión que produce la acumulación en ciertas comunidades', especialmente Madrid, como revelan las cifras analizadas.

El diagnóstico de Cotec para salir de este punto sin retorno es claro: 'descentralizar' y 'regionalizar' las políticas científicas y de innovación en el marco de la UE. Un modelo que por otra parte, subrayó, 'ya está ensayado en otros países europeos'. Pero con el que no parece comulgar el Gobierno central.

En el contexto valenciano, 'aunque la Comunidad ha sido pionera en la concepción y aplicación de políticas de I+D', sin embargo, 'no se han introducido los cambios necesarios para mantener la eficacia'. La ineficacia reside, según las conclusiones, en que 'las acciones para favorecer la investigación científica no han tenido el diseño ni los medios necesarios para vertebrar el sistema de innovación valenciano'. La creación de la subsecretaría de Ciencia y Tecnología en junio de 2000, hoy adscrita a la nueva Consejería de Innovación y Competitividad, suponen un paso recomendado. Pero, no suficiente.

El Libro Blanco -encargado por Zaplana hace dos años y en el que han participado un centenar de expertos y académicos- sostiene que, desde 'el punto de vista de la Administración valenciana, cada consejería debería identificar sus propias políticas y valorar sus estímulos a la innovación'. Es decir, adquirir compromisos concretos y ejecutarlos financieramente. Algo que, de entrada, se ha contemplado por vez primera en los Presupuestos de este año.

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'Un instrumento promotor de la innovación regional son las compras públicas y, a tal efecto, deberían arbitrarse procedimientos y normas que facilitasen el acceso de las pyme a los contratos de bienes y servicios de la Administración valenciana'. Sin embargo, lejos de ello, la producción en el sector de las TIC (telecomunicaciones) ha caído estrepitosamente en el último quinquenio, pasando de ser exportador a tener que importar. Tampoco han contribuido 'la baja inversión pública [que se ha mantenido en el 5% de los presupuestos del Consell]' y 'la escasa implicación empresarial ' -pese a que ha pasado de un gasto en I+D de 18.000 millones en 1999 a 30.000 en 2000- ; así como 'la inoperancia' de la Ley de Fomento y Coordinación Científica de diciembre de 1997, ingredientes que han consolidado un escenario valenciano que se había estancado hasta 1999 con un gasto en I+D que representa el 0,62% del PIB, pero con pretensiones de situarse en el 2% en 2006.

El informe Cotec recomienda para alcanzar este objetivo romper antes con la 'compartimentación de las direcciones generales, que han influido en la asignación de los fondos públicos, no siempre adecuados a las prioridades'; crear 'intrumentos de financiación competitiva para atender las necesidades de las empresas' y fomentar 'políticas de la Administración regional mediante la oferta de programas de I+D+I, a los que puedan concurrir juntos o por separado las empresas, los Centros de Innovación Tecnológica (CTI) y los organismos de investigación del sistema público valenciano de I+D, sostenido por las universidades públicas que producen el 59% del gasto .

Para ratificar esta vocación declarada del Consell, Zaplana adelantó ante el nutrido auditorio de empresarios, académicos y miembros del Gobierno reunido en el Centro de Desarrollo Turístico, que al cierre de 2000, 'en la Comunidad Valenciana se ha alcanzado una inversión, estrictamente en I+D, de 430 millones, lo que supone ya el 0,74% del PIB regional', y se ratificó en su convicción -no cuestionada ayer por las cifras- de que 'la Comunidad ha tenido un mejor comportamiento económico que las regiones del entorno, en esta etapa de no aceleración'.

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