La ONU y el conflicto en Palestina

El martes 9 de abril, la Universidad de Alcalá de Henares concederá al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, el Doctorado Honoris Causa. Es el momento adecuado, con motivo de esta visita a España, de plantear determinadas cuestiones de vital importancia en el panorama político internacional.

Deseo manifestar, primeramente, mi congratulación por la concesión de dicho doctorado, pero no puedo por menos que mostrar mi preocupación por el hecho, claramente constatable, del cada vez mayor desprestigio y descrédito de una organización tan importante para el equilibrio político de los Estados como es las Naciones Unidas. La capacidad actual de esta organización para resolver (al menos, encauzar, determinar, condicionar) los conflictos latentes de efectos internacionales es cada vez menor, como podemos ver actualmente en el caso del conflicto palestino-israelí, o como en el caso del Sáhara Occidental, ambos especialmente sangrantes.

Mucho se ha escrito sobre el conflicto en Palestina, pero suele dejarse de lado (o colocarse en un segundo plano) el aspecto central del mismo, que no es otro que el de los Derechos Humanos. Sin esta perspectiva, difícilmente se podrán encontrar las vías racionales para encauzar la resolución de un conflicto latente y actualmente encrespado como el que nos ocupa.

Vaya por delante mi firme posición: los actos repudiables de los atentados terroristas palestinos no pueden ser la legitimación de la violencia desmedida israelí. Y en este contexto, ¿qué papel juegan las Naciones Unidas? ¿Adopta la ONU un mayor protagonismo en el conflicto liderando la reanudación de las negociaciones de paz (incluyendo el capítulo de los derechos humanos en los programas de trabajo de las conversaciones) para la retirada total de Israel de los territorios ocupados ilegalmente y el reconocimiento del Estado palestino? ¿Se están haciendo efectivas las distintas resoluciones del Consejo de Seguridad? ¿Se encuentra en la agenda del secretario general la propuesta del envío urgente de observadores internacionales y/o una fuerza de interposición e intermediación que obligue la retirada inmediata del Ejército israelí de las áreas autónomas palestinas? Esto es justo lo que se le demanda al secretario general de las Naciones Unidas, un mayor esfuerzo decidido hacia la resolución de este conflicto.

Desgraciadamente, la parálisis de la comunidad internacional está sacrificando las vidas y los derechos humanos de los palestinos y las vidas de los israelíes. ¿Hasta cuándo? Señor Kofi Annan, debe usted tomar medidas ante la gravísima negativa de Sharon impidiendo a los representantes europeos entrevistarse con Arafat. Debe adoptar las medidas oportunas para sancionar ejemplarmente a Israel por estas últimos sucesos, por ejemplo mediante la expulsión de la ONU del representante israelí mientras que este país no cumpla las resoluciones internacionales.

Sin una acción urgente, firme y decidida de la comunidad internacional a través de la ONU no podrá encontrarse una solución justa a un conflicto tan desigual. Esta pasividad y desidia está poniendo en peligro la estabilidad regional y mundial. Generaciones enteras están siendo condenadas a una espiral de terror que dificultará encontrar una solución digna, rápida y duradera al conflicto.