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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El adiós de dos historiadores

Como si el destino se pusiese de acuerdo y tuviese prisa, queriendo llegar con antelación a una cita no por inevitable menos desgarradora, la historia de la medicina y de la ciencia españolas han perdido últimamente a dos de sus más eminentes profesionales: Agustín Albarracín Teulón (1922-2001) y Luis García Ballester (1936-2000), profesor de investigación jubilado del CSIC el primero y catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad de Cantabria el segundo. Y aunque no compense tales pérdidas (la muerte desequilibra cualquier balanza), sí que representa un cierto consuelo el que sus desapariciones vengan acompañadas con la publicación de dos nuevos libros suyos.

Ambas obras pueden clasificarse como pertenecientes al campo de la historia de la medicina, aunque en realidad es ésta una clasificación limitada y engañosa. Las dos abordan, es cierto, cuestiones que tienen que ver con la teoría y práctica médica, pero habría sido imposible que desentrañasen la historia que pretenden reconstruir sin penetrar en otros dominios, no estrictamente médicos, como son el contexto social o el estado de ciencias como la física, la química o la biología, dominios sin los cuales no sólo no tendría sentido la medicina sino que, más aún, no existiría. De hecho, con una declaración que expresa convicciones similares abre Albarracín el primer capítulo de su texto: 'No llegaríamos a conocer en su totalidad la vida y la obra de William Harvey sin profundizar, además de en su biografía, en las circunstancias históricas y científicas que hicieron posible su descubrimiento de la circulación mayor de la sangre'. Claro que en el caso de Harvey, una figura mundial de la biología del siglo XVII y uno de los fundadores de la fisiología moderna, tal planteamiento es más que evidente, inevitable.

EL MOVIMIENTO DEL CORAZÓN Y LA SANGRE: HARVEY

Agustín Albarracín Teulón. Nivola. Madrid, 2001 156 páginas. 16,38 euros

LA BÚSQUEDA DE LA SALUD

Luis García Ballester Península. Barcelona, 2001 718 páginas. 19,53 euros

Continuando con el libro de Albarracde una buena introducción a las ideas y contribuciones del famoso médico inglés, así como del mundo político de los siglos XVI y XVII en que vivió y que le afectó seriamente debido a su estrecha relación con la Corona. Es preciso, no obstante, recalcar su carácter divulgativo y que su principal virtud es la claridad con que cumple con su propósito de difusión y clarificación. Desde el punto de vista de la originalidad, es una obra menor de su autor, lejín, hay que señalar que se trata os de otros libros suyos, como, por ejemplo, La teoría celular (1983) o, incluso, de su reciente Historia del Colegio de Médicos de Madrid (2000).

El que bajo ningún concepto

se puede catalogar de 'menor' es La búsqueda de salud, significativamente subtitulado 'Sanadores y enfermos en la España medieval', una obra con la que García Ballester llegó a una de las cimas de su carrera profesional. El tema del que se ocupa este extraordinario y erudito libro es el de la historia de la medicina en la Corona de Castilla desde que se produjo, en el siglo XIII, la unión entre los reinos de León y Castilla en la persona de Fernando III, hasta el siglo XVI. Pocos capítulos de la historia de la medicina bajomedieval y renacentista estaban más necesitados de una historia como ésta. Y es que al contrario de lo que sucede con la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca), en la que existen en sus archivos abundantes series documentales a partir de comienzos del siglo XIII, utilizadas desde hace tiempo, la situación en lo que a la Corona de Castilla se refiere era muy diferente: pocos materiales conocidos e investigados. El primer mérito de García Ballester con este libro ha sido el de remediar de forma drástica semejantes carencias (como frecuentemente sucede, no es que no hubiese historia que narrar, ni físicos, cirujanos, barberos o boticarios a los que referirse, sino que no se habían localizado los materiales pertinentes).

Auxiliándose con la documentació que tan diligentemente fue acumulando, García Ballester elaboró una historia de una extraordinaria riqueza. Son tantos, en efecto, los apartados, los niveles y ángulos que se exploran y relacionan en su libro, que una reseña como la presente difícilmente puede hacerle justicia. Téngase en cuenta, además, que estamos hablando de un periodo y escenario crucial. Un periodo en el que se produjo la incorporación del mundo científico griego y árabe al cuerpo intelectual, científico y médico europeo, en la que desempeñaron un papel central las traducciones de obras de autores griegos, árabes y judíos, lo que obliga al historiador a investigar los procesos y momentos en que se produjo tal incorporación y transmisión, tarea en la que se distinguió Toledo, el Toledo de las tres culturas: la cristiana, la musulmana y la judía.

García Ballester ha cumplido, por supuesto, con tales deberes de investigación, para él y su tema más necesarios si cabe ya que uno de los denominadores comunes a esas tres culturas fue el llamado galenismo, es decir, el conjunto de teorías y supuestos doctrinales inspirados en los escritos de Galeno, un nombre básico por otra parte para poder entender la historia de la medicina del periodo que analiza este libro, uno de cuyos hilos conductores es precisamente la evolución del galenismo en los distintos siglos medievales y cómo éste se manifestó en los medios médicos de Castilla.

Decía antes que no es posible entender realmente qué es la medicina, ni cómo ésta ha llegado a conformarse en lo que hoy es, empeñándose en reconstruir su historia al margen de otros saberes y prácticas. Es cierto que en la medicina hay que tomar en consideración cuestiones -como la 'relación médico-enfermo'- que no aparecen en otras ciencias, pero ello no implica que no haya estado permanentemente abierta y en relación con mundos intelectuales diferentes. Así, otro capítulo destacado del texto de García Ballester es el de los inicios de la fundamentación de la práctica médica en la filosofía natural (el viejo nombre para la física y química), que condujo a un nuevo modelo de médico, de sanador; un modelo en el que se sostenía que la medicina no sólo era la más excelsa de las artes liberales, sino que también era una scientia, lo que obligaba a quien desease formarse en ese saber a adquirir unos conocimientos acerca de la constitución de la materia y del cosmos en general, que le permitieran responder a las preguntas básicas sobre las causas de procesos naturales tales como la salud y la enfermedad.

Los escenarios de la activi-

dad científica castellana (como catedrales y cortes arzobispales, los studia de las nuevas órdenes mendicantes, círculos cortesanos y reales, aljamas judías o universidades), el origen de la farmacia y su evolución, los diferentes papeles médicos de minorías judía y mudéjar, las diversas instituciones médicas y los controles existentes para ejercer de sanador, son otros de los apartados que se estudian en esta obra, en la que lo social y lo intelectual se enriquecen mutuamente. Y no olvidemos la importancia que lo relacionado con la salud tenía para los hombres y mujeres de aquellos siglos, cuyas tres grandes servidumbres eran, utilizando una hermosa expresión del médico conquense Alfonso Chirino, 'themor de enfermar, themor de pobreza, themor de lo que nos viene de mayor poder quel nuestro'. Con su libro, una contribución capital a la historia de la medicina medieval y renacentista, Luis García Ballester ha iluminado nuestro entendimiento, mostrándonos en su compleja multidimensionalidad un mundo, no por pretérito menos actual, un mundo que por su propia naturaleza se enquista en lo más profundo y primario de cualquier sociedad. ¿Qué mejor legado para un historiador?

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