Nada de clandestino
En la edición de El PAÍS del 31 de marzo, Joseba Agirre nos achacó ni más ni menos que la responsabilidad del decrecimiento demográfico vasco al Gobierno Vasco y a CC.OO, por haber firmado un acuerdo 'clandestinamente'.
Vaya por delante que nada del acuerdo ha sido clandestino. No podía ser de otra manera entre quienes no utilizamos capuchas, y tanto su contenido como su gestación o su firma han sido totalmente públicos.
El acuerdo incrementa el salario respecto al IPC del pasado año (el IPC del conjunto del Estado que el que siempre se ha utilizado como referente) para los más de 65.000 empleados públicos vascos y además este acuerdo incluye un compromiso de mejora de condiciones para aquellos que trabajan en los servicios externalizados por el Gobierno, trabajadores subcontratados y en muchas ocasiones poco protegidos.
Pero además el acuerdo contempla otros avances laborales como la realización de las oportunas Ofertas Públicas de Empleo o la aplicación del contrato de relevo en el ámbito del personal laboral. Y es precisamente la estabilidad en el empleo el primer requisito para poner en marcha, si así se desea, un proyecto familiar.
Decir que los trabajadores públicos vascos no tienen familia porque no tienen retribuciones suficientes no es mas que un chiste de mal gusto de quien sabe poco. Desgrana asimismo Joseba Agirre otras quejas como haber 'desechado la posibilidad de combatir el deterioro de las pensiones'.
Es necesario precisar que las pensiones públicas no se han deteriorado gracias a otro acuerdo alcanzado por CC.OO. en este caso para el conjunto del estado, por mucho que críticas gratuitas de este tipo no sean más que otro ataque a un sistema público que no estamos dispuestos a sustituir por inventos mutualistas a la vasca.
Y no por capricho sino por la seguridad de los miles y miles de pensionistas vascos de hoy y del futuro. Muy en su línea de aprovechar que el Bidasoa está en Europa para endosar responsabilidades Agirre recomienda finalmente a la vicelehendakari que 'si quiere atajar el problema demográfico habrá que hacer más que poner una vela a San Antonio para buscar pareja y tener familia'.
Yo por mi parte, creo que será más útil a la vicelehendakari, a Agirre y a todos nosotros, seguir aquella consigna tan revolucionaria pero tan sencilla de haz el amor y no la guerra, útil también para endulzar la vida de los que no aspiran a contribuir al crecimiento de la demografía vasca.
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