Un nuevo atentado suicida deja una treintena de heridos en un café del centro de Tel Aviv

Una semana más, el final de la fiesta judía del Sabath quedó ensangrentado por un atentado palestino. Anoche, 30 personas resultaron heridas, 6 de ellas graves, cuando un suicida hizo estallar el artefacto explosivo que llevaba consigo en una concurrida cafetería del centro Tel Aviv. El suicida era a última hora de ayer el único fallecido en el incidente. Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, que luchan contra la ocupación israelí de los territorios palestinos, se responsabilizaron del ataque. Se trata del tercer atentado palestino en una ciudad de Israel desde el miércoles pasado.

La cafetería My Cofee Shop, en la confluencia de las calles Allenby y Bialik, se encontraba llena en el momento del atentado, hacia las nueve y media de la noche (las siete y media, hora peninsular española). La explosión destruyó por completo el local.

De acuerdo con fuentes hospitalarias, uno de los heridos se encuentra en situación crítica y otros cinco fueron calificados de graves. Según la policía, la única víctima mortal parecía ser el autor del ataque, que el Canal Uno de la televisión israelí identificó como un palestino de Nablús, ciudad al norte de Cisjordania.

'El atentado es una continuación de la campaña de asesinatos' contra los israelíes, declaró Ariel Sharon en un comunicado. El primer ministro prometió dar todos los pasos necesarios y 'usar todos los medios posibles' para frenar los ataques palestinos.

'No creo que tenga una relación directa con la situación actual de Arafat', explicó a EL PAÍS Emanuel Nachshon, portavoz del Ministerio de Exteriores israelí. 'La preparación de estos atentados requiere más de uno o dos días. Más bien tiene que ver con la decisión estratégica de los palestinos de utilizar el terrorimo y la violencia para sus objetivos políticos', añadió.

Muchos israelíes, incluidas las autoridades, temían que sucediera algo así. No sabían ni dónde ni a qué hora, pero en las últimas semanas casi se ha convertido en rutinario. Los activistas palestinos eligen los sábados por la noche para atacar. Entonces concluye el Sabath y mucha gente sale a cenar, tomar una copa o simplemente dar una vuelta.

'No tendría ningún sentido hacer un atentado un sábado por la mañana, cuando las calles están vacías, y los locales de ocio, cerrados', confiaba a esta informadora un residente en Jerusalén que, como la mayoría de los israelíes, ha reducido sus salidas ante la oleada de atentados.

El último se había producido el viernes en el mismo Jerusalén. Una palestina de 18 años se hizo estallar en un supermercado provocando dos muertes, además de la suya propia. Otros dos suicidas intentaron infiltrarse ayer en Israel, pero fueron detenidos justo en la demarcación con Cisjordania, en la localidad de Baka al Garbiyeh. Ambos terroristas y uno de los policías resultaron muertos.

La policía de Tel Aviv buscaba anoche un coche gris marca GMC que dejó el lugar del suceso poco después de que se produjera la explosión. Los investigadores sospechan que su conductor trasladó al kamikaze hasta la cafetería.