Álvarez Basso expone su pintura equinoccial

El pintor Darío Álvarez Basso (Caracas, 1966) llenó ayer de dibujos húmedos y pintura equinoccial la sala Goya del Círculo de Bellas Artes, de Madrid (Marqués de Casa Riera, 2, www.circulobellasartes.com). El artista ha colgado 950 obras sobre papel, acuarela o témpera, de un total de 2.600 que forman un 'diario de formas' pintado en la selva tropical del parque nacional Henry Pittier, de Venezuela.

Álvarez Basso contó ayer que quería buscar sus raíces -es gallego desde los tres años- en varios viajes al pueblo venezolano de Choroni, entre 1998 y 2000, y además 'proceder al examen y estudio sobre el terreno de las producciones naturales del lugar'. En tres vídeos situados en la entrada de la exposición, el artista explica su sistema de trabajo en los cuadros y los dibujos en 26 libretas, donde aparece un repertorio morfológico de hojas, pétalos, flores y tallos. En el mismo montaje se incluyen fotografías en color realizadas por el artista.

El comisario de la exposición, Quico Rivas, habla de expedición y no de viaje, ya que 'su afán pictórico ha estado más cerca de la mirada ilustrada, es decir, una mirada esencialmente moderna, y de la curiosidad científica', y cita a Humbolt y a Celestino Mutis.

Formado en varios talleres de arte actual de Madrid y Santiago de Compostela, y en una escuela de Nueva York, Álvarez Basso ha estado en varios países (de Italia a India) para incorporar al arte su experiencia personal. 'Tener una única fuente cultural occidental entorpece el crecimiento artístico'.

'Me interesa un banco de formas para llevar a la pintura abstracta. Las formas puras llevan a veces a un callejón sin salida. En esta investigación formal de la selva utilizo los entornos de las hojas para después, con plena libertad, desarrollar las formas como pura abstracción', declara el artista. En esta muestra (abierta hasta el 20 de abril), incorpora el agua como un elemento más del proceso pictórico.