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Unos 3.500 barceloneses visitan la Llotja de Mar en su día de puertas abiertas

El edificio se abrirá próximamente a las visitas guiadas para grupos y escolares

La jornada de puertas abiertas de La Llotja de Mar superó ayer todas las previsiones de los responsables de la Cámara de Comercio de Barcelona y reunió a 3.500 personas interesadas en conocer a fondo el recinto que fue sede del Consulado de Mar. Con esta jornada, la Cámara de Comercio quiso celebrar el bicentenario del edificio, que ha sido restaurado recientemente y que a partir de ahora estará abierto a las visitas de grupos.

La cifra de visitantes triplicó la previsión de los organizadores, quienes anunciaron que en el futuro programarán visitas concertadas con finalidades culturales para escuelas y grupos. Desde las 10 de la mañana y hasta las seis de la tarde los ciudadanos interesados pudieron visitar las estancias más relevantes de la Llotja en grupos de unas 50 personas y acompañados por guías.

La Cámara de Comercio de Barcelona ha invertido unos nueve millones de euros (cerca de 1.500 millones de pesetas) en la rehabilitación de la Casa Llotja de Mar, un edificio de estilo gótico del siglo XIV declarado monumento histórico artístico de interés nacional.

Las obras de rehabilitación se iniciaron hace dos años con la adecuación de las infraestructuras no visibles: electricidad, aire acondicionado y calefacción, cañerías de agua y sistemas de seguridad que, en su mayoría, no cumplían con las diferentes normativas actuales.

Después se restauró el salón de plenos, que se ha transformado en una sala con las últimas novedades tecnológicas para la celebración de conferencias y jornadas.

La rehabilitación más importante e integral se ha efectuado en el antiguo salón gótico situado en la planta baja, que hasta hace unos 10 años albergaba las sesiones de la Bolsa de Barcelona hasta su traslado a su sede actual del paseo de Gràcia.

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En un principio, la Llotja de Mar era un pórtico al aire libre bajo el que se llevaban a cabo las transacciones comerciales de los productos que llegaban al puerto de Barcelona.

El recinto se amplió con el auge del comercio en el Mediterráneo y finalmente, en 1380, se levantó un edificio que, además de lonja, fue sede del Consulado de Mar. El edificio, de estilo neoclásico y con dependencias de arquitectura gótica civil, se reconstruyó entre 1774 y 1802, año que fue inaugurado por Carlos IV.

La Casa Llotja de Mar conserva una de las colecciones de escultura neoclásica más interesantes de España. La obra de Damià Campeny, la Lucrecia Moribunda, es la pieza más característica del edificio.

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