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ESTA SEMANA
Columna
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Andalucía y Gibraltar

Las negociaciones que han abierto los Gobiernos de España y Reino Unido para el futuro de Gibraltar aparecen en el horizonte de Andalucía con enormes expectativas que conviene no defraudar. Aunque todavía no se ha cerrado acuerdo alguno, se estima que para el mes de julio culminarían con un entendimiento básico que pasaría, en cualquier caso, por la incorporación plena de la colonia al ámbito comunitario.

Aunque hay que afrontar con las lógicas cautelas el desarrollo de estos contactos diplomáticos, no se puede ocultar el optimismo que reina en ambas partes sobre el resultado final del proceso. La misma Comisión Europea se ha felicitado por cómo transcurren las conversaciones. En este clima favorable, ambos Ejecutivos deben enviar en estos días a Bruselas una relación de actuaciones concretas, en definitiva, programas para el desarrollo de toda la comarca campogibraltareña que se sufragarán con fondos de la Unión Europea.

Si bien hasta ahora Madrid está manteniendo al corriente de este trascendental asunto a Andalucía, es bueno tener en cuenta que resulta imprescindible el concurso de la Administración autonómica tanto para la elaboración de esa relación de iniciativas que se deben acometer en la zona como para su posterior desarrollo. Obras de infraestructuras, equipamientos sociales y ayudas a las pequeñas y medianas empresas constituirán un plan para el que se cuenta con unos 60 millones de euros.

Estamos, sin duda, ante una de las mejores ocasiones que tiene este castigado enclave andaluz para lograr su despegue, aunque tanta ilusión por delante debe abordarse con la debida precaución dado que no es la primera vez que se anuncian inversiones públicas multimillonarias que luego se quedan en nada. Sin embargo, todo apunta a que esta vez se camina con paso firme y, sorprendentemente, con una rara unanimidad entre todas las instituciones implicadas, como son Gobierno central, Junta y ayuntamientos.

Falta el empleo

Ese consenso que parece estar presidiendo esta cuestión, no está presente, en cambio, en otro tema que resulta igual de clave para Andalucía como es el de las transferencias de las Políticas Activas de Empleo.

Cuando lleguen, después de largos años de espera y reivindicación, por mucho que se esfuercen en Madrid por decir lo contrario, lo que quedará claro es que se tratará de un logro arrancado por los andaluces.

En la misma línea de desencuentros hay que incluir también el conflicto que protagonizan los trabajadores de las minas Bolidén, en Aznalcóllar. Han desistido de su encierro en la Catedral de Sevilla pero amenazan con dejarse sentir en sus movilizaciones si es que esta semana no se les da una respuesta satisfactoria a sus reivindicaciones relativas, sobre todo, al plan de prejubilaciones. Se sienten defraudados por la presidenta del Partido Popular, Teófila Martínez, quien les prometió días atrás buenas noticias de forma inminente y que aún no han llegado.

Una Martínez que, a lo que se ve, no está siendo muy acertada a la hora de participar en la sesión de control al Gobierno planteando unas preguntas a Chaves, en el Parlamento andaluz, lejos de la actualidad inmediata. Su afán por lo que ella llama 'micropolítica', esto es, aquellos asuntos cotidianos que más afectan a los ciudadanos, según su entender, parece que no está siendo bien aceptada por los suyos. Y lo que le faltaba es que se evidencie aún más el distanciamiento que mantiene con el secretario general de su partido, Antonio Sanz, hombre de paciencia infinita y como se sabe de absoluta confianza de Javier Arenas antes que de la alcaldesa de Cádiz.

Así las cosas, no es de extrañar que el mismo Arenas se encargue de recalcar que mantiene un contacto fluido con Martínez. Con la llegada de las fechas festivas de la Semana Santa qué mejor para espantar los malos espíritus de la división interna que una foto de Teófila con algún dirigente nacional de envergadura, como podría ser José María Aznar ante su previsible estancia en Doñana.

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