'Escuadrones de la muerte' en Chechenia
Agrupaciones de militares rusos se entrenan en secreto en la república rebelde, torturan y matan
Alrededor del mediodía del pasado 2 de marzo, Shamil Idrísov, de 17 años, tuvo la mala suerte de toparse en la calle Ustargordóyevskaya de su ciudad de Argún, en la República de Chechenia -territorio invadido por Rusia en 1999- con un blindado ruso. Los soldados que iban en él lo detuvieron y se lo llevaron en dirección desconocida junto con otros tres jóvenes, a los que habían sacado de sus respectivas casas en la calle de Voroshílov: Aptí Bargáyev, de 16 años, Beslán Bejáyev, de 27, y Aliján Musáyev, de 22.
No había pasado todavía una hora de las detenciones de los cuatro chechenos de Argún, cuando sus familiares presentaron sendas declaraciones en el Ayuntamiento, la comandancia militar y la fiscalía, en las que pedían información sobre su paradero. Los padres de los muchachos trataban así de evitar que sus hijos desaparecieran, como ha sucedido con cientos de chechenos desde que los militares rusos conquistaron la pequeña república norcaucásica rebelde en el otoño de 1999, que cuenta hoy con unos 600.000 habitantes. Todo fue inútil: durante dos días nada supieron de ellos. El lunes 4 de marzo, por casualidad, se enteraron de que en el patio de la comandancia militar yacían cuatro cadáveres con numerosas heridas de bala.
Los cuerpos tienen heridas de objetos punzantes y moratones causados por palizas
El Ejército presentó a muchachos detenidos como guerrilleros muertos en combate
El martes 5, la agencia RIA Nóvosti informaba de que 'en Argún resultaron muertos un escolar y dos habitantes locales'. En la sede regional de la Dirección de la Campaña Antiterrorista en el Cáucaso del Norte dijeron a Nóvosti: 'El lunes, a las siete y media de la mañana, en una de las calles de Argún, la policía encontró los cadáveres de dos vecinos, un policía y un escolar con huellas de heridas de bala y cascos de metralla. Del lugar de los hechos se han incautado un lanzagranadas, dos fusiles kaláshnikov y una mina. Se ha abierto una investigación al respecto'.
La versión de la agencia Interfax sobre el mismo episodio, fechada el 6 de marzo, era diferente: 'En Argún (a 10 kilómetros al este de Grozni) ha sido asesinado el agente de la policía local Bislán Bijáyev. Su cadáver, con huellas de heridas de arma de fuego, fue encontrado en los suburbios de la ciudad. Como informaron a Interfax el miércoles en la delegación del Ministerio del Interior para la República de Chechenia, Bijáyev fue sacado hace cuatro días de su casa por un grupo de hombres armados y en uniforme de camuflaje. Junto a su cuerpo encontraron otros tres cadáveres con heridas de bala. Su identificación está en proceso'.
La versión oficial difiere tanto de la de Nóvosti como de la de Interfax. Los cadáveres, según informó el 5 de marzo el servicio de prensa del distrito de las Tropas del Interior del Volga, eran de guerrilleros: 'En la noche del 3 al 4 de marzo, los exploradores de la brigada operativa del distrito de las Tropas del Interior del Volga, emboscados en la zona industrial del suburbio sur de Argún, donde la víspera varios desconocidos habían disparado contra helicópteros de las fuerzas federales rusas, descubrieron un grupo de hombres armados, que sigilosamente avanzaban por la calle Sajarozavodskaya de la ciudad. Los exploradores permitieron que la banda se les acercara y abrieron fuego con sus fusiles automáticos y lanzagranadas, después de lo cual comenzaron a perseguir a los guerrilleros. Pero entonces los soldados se vieron bajo el fuego de un segundo grupo de bandidos, que protegía el avance del primero. Durante el combate que estalló, se utilizó el fuego de la batería lanzaminas de la brigada. El tiroteo duró cerca de una hora. Al amanecer llegaron al lugar del combate nocturno los grupos de investigación operativa del departamento provisional de Interior de Argún, los agentes del contraespionaje militar y los jueces de instrucción de la fiscalía de la ciudad. Durante la inspección del lugar fueron encontrados cuatro guerrilleros muertos y fragmentos de otros tres cuerpos, dos fusiles kaláshnikov abandonados, lanzagranadas manuales RPG-18 y RPG-22, un ingenio explosivo hecho con una mina de 82 milímetros y varios cargadores con balas del 7,62 y del 5,45 de calibre. Además del equipaje militar, en el lugar se encontró un bolso con fotos que muestran el momento en que los bandidos, el día anterior, disparaban contra los helicópteros de las fuerzas federales'. El informe terminaba diciendo que los guerilleros pertenecían al grupo del comandante Yakub y que la brigada no sufrió bajas durante el combate.
¿Cómo pudieron los mismos muchachos que fueron detenidos por soldados -probablemente de la 34ª Brigada de las Tropas del Interior- a plena luz de día convertirse luego en guerrilleros que participaron en un combate la misma noche del sábado? De ninguna manera, pues las tres versiones son falsas. Alexandr Cherkásov, dirigente del centro de defensa de derechos humanos Memorial, estuvo presente cuando a los familiares de Bargáyev, Bejáyev, Idrísov y Muzáyev les entregaron los cadáveres que habían identificado en el patio de la comandancia militar.
Las fotos hechas inmediatamente muestran huellas en las muñecas de los hombres que indican que estuvieron largo tiempo con las manos atadas. Los cuerpos tienen heridas de objetos punzantes, moratones causados por palizas, rodillas inflamadas de tanto estar de rodillas. 'Claras señales de primitivas e inútiles torturas', sentencia Cherkásov. La ropa también confirma que no hubo tal combate nocturno: las noches todavía son frías en Chechenia, pero un muchacho llevaba puestas unas simples sandalias; otro, una camiseta blanca, lo que no resultaría un excelente camuflaje para un guerrillero nocturno.
Asesinatos como éstos están a la orden del día en Chechenia, según Memorial. Los perpetran 'auténticos escuadrones de la muerte, agrupaciones ilegales integradas por militares que realizan una instrucción secreta y ejercen lo que ellos consideran justicia', señala Cherkásov. Después, sus asesinatos los presentan como grandes victorias, como en este caso, o hacen desaparecer los cadáveres, que son encontrados meses después, algunos medio comidos por los perros, o no llegan a aparecer nunca.
Dos mil desaparecidos
Frente a la población estimada de unos 600.000 habitantes de Chechenia, hay que contar 2.000 desaparecidos. 'Si la misma proporción la trasladáramos a Moscú, significaría la desaparición de algo más de 30.000 personas, cifra comparable a la que había en la capital rusa durante el terror estalinista de fines de los años 30', señala Alexandr Cherkásov, dirigente de Memorial, una organización para la defensa de los derechos humanos. Para los escuadrones de la muerte todo joven checheno es un sospechoso, un aliado potencial de los guerrilleros, y ni el pertenecer a las fuerzas del orden público es garantía de protección. Zaur Jizríyev, policía de 20 años, hijo de policía, fue detenido el pasado 15 de diciembre. Cuando su padre Zubair fue a hablar con el jefe local del Servicio Federal de Seguridad, organismo que dirige las operaciones contra la guerrilla en Chechenia, el coronel Zasónov le dijo: 'Perdone, nos apresuramos y fusilamos a su hijo junto con los otros'. Hasta ahora el viejo Jizríyev no ha conseguido, no ya que se haga justicia, sino ni siquiera que le entreguen el cadáver de su hijo.
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