Aznar y Yussufi se saludan en Monterrey

'Fue una charla absolutamente correcta y normal'. El presidente del Gobierno, José María Aznar, comentó ayer poco más que esto sobre el breve encuentro que mantuvo la víspera en Monterrey con el primer ministro de Marruecos, Abderramán Yusufi. La conversación no parece que contribuyó, por otra parte, a desbloquear las difíciles relaciones hispano-marroquíes, ya que Aznar añadió: 'En todo caso, yo no soy el que tiene que dar novedades. No tengo nada que decir'.

El Gobierno español mantiene con insistencia esta postura de que es Marruecos quien debe explicar por qué retiró a su embajador de Madrid el pasado 28 de noviembre, y al que corresponde enviar de nuevo a España a su embajador. De ese modo, Madrid rechaza las insistentes peticiones de Rabat para que asuma la responsabilidad de un desencuentro que sitúa las relaciones entre ambos países bajo mínimos históricos.

De hecho, la charla de ayer entre el presidente español y el primer ministro de Marruecos fue presentada como algo meramente casual y distinto de las entrevistas bilaterales que Aznar ha mantenido con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez; de México, Vicente Fox; de Argentina, Eduardo Duhalde, y con otros seis líderes. No incluyó la agenda del jefe del Ejecutivo ninguna entrevista con el presidente de EE UU, George W. Bush, ni la reunión Bush-Fox-Aznar que los dos últimos planearon hace ocho meses.

En cuanto al encuentro con Yusufi, se trató de un simple saludo tras la foto de familia de la cumbre. Aznar ayudó al marroquí a bajar los escalones del estrado y ambos caminaron juntos durante cuatro o cinco minutos. Yusufi había tenido por la mañana el detalle de dirigirse al pleno en español, a pesar de que había servicio de traducción simultánea del árabe al castellano.