Leguina reúne once historias sobre la infidelidad

¿Quién no la ha sufrido alguna vez? Joaquín Leguina (Villaescusa, Cantabria, 1941) cree que la infidelidad se encuentra en el fondo de la vida de casi todas las personas, por eso la eligió como hilo conductor de su nuevo trabajo literario, Cuernos (Alfaguara), en el que reúne once relatos, ambientados en diferentes momentos históricos, en los que el amor o el desamor acaban marcando a los personajes. 'No he querido escribir un libro erótico; ese género me deja más bien frío. Me gusta que la literatura tenga algo de erótico, y eso es lo que he buscado en estos cuentos', aseguró ayer el autor.

Cuernos se inicia con una cita de Robert Walser -'En el asunto del amor, todo fracaso es una dicha'-, pero los personajes retratados por Leguina reaccionan de manera bien distinta ante la infidelidad sentimental. 'Es una cita con truco', explica Leguina. 'Walser acabó en un psiquiátrico y no quiero que ése sea mi destino. He tratado de poner algunas dosis de humor en casi todas las narraciones'. La fidelidad y su reverso son temas tan amplios que, en un principio, Leguina quiso ampliar los cuentos a las traiciones políticas, pero finalmente desistió y decidió centrarse en las que afectan a los sentimientos y al erotismo.

Como ya es tradicional en la narrativa de este político socialista, la mayor parte de los relatos transcurren en momentos de la historia más reciente. La posguerra, el tardofranquismo, el mundo anarquista del primer tercio del siglo XX en Barcelona y Londres, el mayo del 68 francés y el Chile de la Unidad Popular son algunos de los escenarios elegidos por Leguina para situar las aventuras de sus personajes. 'El reto a la hora de redactar cada una de las historias ha sido variar las formas de contarlas; en alguna recurro al diálogo entre los protagonistas, y en otras, a la narración en primera o en tercera persona'.

Cuernos se abre con un cuento sobre el primer beso y el primer desengaño de un joven junto a la playa de El Sardinero, del que su autor asegura que es el único autobiográfico de todo el libro. En uno de los relatos aparece también un personaje histórico, Federico Urales, escritor libertario y padre de Federica Montseny. Sólo en otro de los once cuentos, La habitación blanca, el autor ha querido poner algo de filosofía. Leguina, como su personaje, Teodoro González Copablanca, un hombre maduro, rico y afortunado, al que algunos consideran un cornudo consentidor, cree que 'fidelidad significa, ante todo, ser fiable y confiable y que el amor infiel no es el amor libre, sino el olvidadizo, el amor que detesta lo que ha amado'. Calcetines negros, una historia de amor entre un joven revolucionario chileno y una mujer casada, pone punto final al libro.

Un general cornudo chileno, un juez franquista y el propietario de una fábrica de tejidos decantado del lado del Movimiento Nacional son los tres personajes que llevan la peor parte en estos relatos, pero Leguina no cree que tengan una carga política específica. 'Se trata de tipos autoritarios muy cercanos al pensamiento reaccionario y católico. Seguramente, la derecha española haya cambiado con el paso del tiempo, pero tradicionalmente la cuestión del honor iba ligada a las veleidades eróticas de sus esposas, algo que me parece detestable'.