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La inversión pública catalana en I + D

Los ministros de Industria e Investigación de los 15 países miembros de la Unión Europea se reunieron a principios de febrero en S'Agaró. Se trataba de definir las medidas necesarias para que Europa se convierta, en el horizonte del año 2010, en la sociedad más dinámica y competitiva del mundo. Según el comisario de Investigación comunitario, Philippe Busquin, este objetivo pasa por la construcción de un Espacio Europeo de Investigación, y alcanzarlo sólo será posible si la inversión en investigación y desarrollo (I + D) llega, en el año 2010, al 3% del PIB comunitario.

Cataluña está todavía lejos de estas cifras. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que Cataluña dedicó en el año 2000 el 1,11% de su PIB a I + D, una cantidad por encima del 0,94% español, pero claramente por debajo del 1,90% de media europea. Queda claro, pues, que todavía nos queda mucho camino por recorrer. Pero también lo es que, gracias al esfuerzo de todos los agentes implicados (universidades, centros de investigación, empresas y administración), Cataluña está avanzando a un ritmo más intenso que el conjunto de la Unión Europea. Por ejemplo, nuestro esfuerzo en I + D casi se ha duplicado desde el 0,64% que correspondía al año 1987, un aumento que tiene mayor relevancia al haber coincidido con un crecimiento del PIB del 184%.

El gasto en I + D en relación con el PIB en Cataluña crece mientras que en Madrid, aunque es mayor, disminuye

Este esfuerzo no siempre es reconocido como se merece. Sin ir más lejos, hace un par de meses, este mismo periódico se hacía eco de unos datos del diputado Miquel Barceló (PSC-CpC) y destacaba que la inversión pública catalana en I+D había caído a la mitad en los últimos años. Esto está muy lejos de la realidad. Los recursos totales que el Gobierno de la Generalitat ha destinado a I+D pasaron de 33.208 millones de pesetas en el año 1993 a 47.548 millones en el año 1999, lo cual representa un incremento del 43% en pesetas corrientes, o del 17,6% en pesetas constantes (una vez descontado el efecto de la inflación).

Tratar de convertir estos aumentos en una disminución descontando el incremento del PIB no tiene ningún sentido estadístico. El crecimiento del PIB no puede nunca convertir un aumento del gasto en I + D en una disminución. Lo que sí hace, por razones obvias, es influir en el índice que mide el esfuerzo investigador de un país como porcentaje de su PIB.

Tampoco es cierto que, como se afirmaba, Cataluña pierda comba respecto a Madrid en I+D. Los datos del INE lo desmienten de nuevo con rotundidad. El porcentaje del PIB que la Comunidad de Madrid destina a I + D disminuyó en el último decenio desde el 2,4% al 1,67%, mientras que el de Cataluña subió desde el 0,84% al 1,11%. Al propio tiempo, el peso de la participación de Cataluña en el conjunto de la I + D del Estado se incrementó desde el 19% al 22,1%, mientras que el peso de la Comunidad de Madrid cayó desde el 44,4% hasta el 30,6%.

El hecho de que Madrid siga destinando a I + D un porcentaje superior al de Cataluña es debido a la desigual distribución territorial de los organismos públicos de investigación (CSIC, CIEMAT, INTA, etcétera). La mayoría de ellos se encuentran ubicados en la Comunidad de Madrid. Así, por ejemplo, únicamente el CSIC está presente en Cataluña, y aun en este caso su presencia se reduce al 12% del total español, porcentaje que está claramente por debajo del peso que representa Cataluña en el conjunto del Estado. Es preciso, pues, descentralizar el sistema español de ciencia y tecnología y lograr que se instalen en Cataluña más organismos públicos de investigación del Estado.

De lo que no hay duda es de que Cataluña -y España- se encuentra frente a un reto trascendental para su futuro. Un reto ante el que nadie debe mantenerse al margen. Un reto que el Gobierno de Cataluña contribuye a afrontar mediante el III Plan de Investigación y el Plan de Innovación. Un país que no cuida su sistema de ciencia y tecnología es un país que no se preocupa de su futuro. Y nuestro futuro, con la llegada de la sociedad del conocimiento, requiere que Cataluña esté plenamente integrada en el Espacio Europeo de Investigación que ahora se está creando.

Antoni Oliva es director de la CIRIT (Comissió Interdepartamental de Recerca i Innovació Tecnològica) de la Generalitat de Cataluña.

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