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Zapatero quiere que Aznar aclare qué parte del pacto cierra la puerta definitivamente al PNV

'Yo voy a seguir manteniendo un nuevo estilo de hacer política y los ciudadanos nos juzgarán'

Anabel Díez

El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no tendrá, de momento, la oportunidad de preguntar personalmente al presidente del Gobierno, José María Aznar, en qué parte del preámbulo del Pacto Antiterrorista se cierra definitivamente la puerta al PNV para que se sume a los demás partidos democráticos en un frente contra ETA. Aznar no quiere recibir a Zapatero y, por tanto, debe ser el PSOE el que tenga que protestar ante otros dirigentes del PP por las acusaciones de 'deslealtad' que éstos vierten contra los socialistas en referencia al Pacto Antiterrorista.

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Las acusaciones de 'deslealtad' hacia el Pacto Antiterrorista que el PP está dedicando al PSOE superan las reglas del juego que los socialistas creyeron establecidas cuando instaron al Gobierno a que se firmara este acuerdo. De ello quería hablar José Luis Rodríguez Zapatero con José María Aznar en la entrevista que el líder socialista solicitó a La Moncloa y que finalmente el jefe del Gobierno denegó. Zapatero quería escuchar del presidente 'qué actuaciones puede tener cada uno de los dos firmantes' del pacto sin que a uno de ellos se le considere desleal, informan en el entorno del líder socialista. Y como fondo, las relaciones con el PNV.

En las últimas semanas, cualquier paso del PSOE y del PSE es considerado por el Gobierno como una vulneración del pacto, para estupor e indignación de Zapatero. 'Es escandaloso, pero hemos llegado a la conclusión de que quieren que nos vayamos del pacto, que es nuestro, porque fuimos nosotros quienes peleamos por su existencia', señala un miembro socialista de la Comisión de Seguimiento de ese acuerdo.

Zapatero quería pedir al presidente que no utilice el pacto para atacar al PSOE, ya que desde hace tiempo Aznar, su Gobierno y su partido arremeten contra los socialistas 'vulnerando al cien por cien el espíritu y la letra' del acuerdo, según la dirección del PSOE.

Mociones de censura

El PSOE se pregunta si entra dentro de los límites del pacto y, sobre todo, de su preámbulo, que el dirigente del PP en el País Vasco, Carlos Iturgaiz, proponga al PSOE y al PNV presentar mociones de censura contra Batasuna. 'Ellos lo pueden hacer, y nosotros somos traidores si nos reunimos con el lehendakari para hablar de la seguridad de los concejales, del PP y del PSE. Y algo tendrá que hacer también el Gobierno vasco al respecto', manifiesta uno de los máximos dirigentes del PSOE.

Las 'provocaciones' han seguido por parte del Gobierno, siempre según percepción del PSOE, con la presentación de medidas unilaterales, sin conversación previa, como, por ejemplo, las anunciadas para ilegalizar a Batasuna.

El secretario general del PSOE también quería escuchar del presidente su percepción de la actuación del PNV, y si es cierto que no ve cambio alguno en este partido, a pesar de que se haya comprometido a presentar iniciativas con el PP y el PSE en los ayuntamientos vascos instando a Batasuna a que condene la violencia. Si Batasuna no suscribe esas mociones, no habrá ningún pacto municipal con esta coalición tras las elecciones locales de la primavera de 2003.

En el PSOE ya no se albergan dudas de que la estrategia del PP y de Aznar se orienta hacia 'el hundimiento y la destrucción' de Zapatero, en palabras de su número dos, Jesús Caldera. El Grupo Parlamentario y la dirección del PSOE se preparan para afrontar esta línea de actuación del partido del Gobierno con la denuncia permanente de esta situación y la presentación de alternativas en un intento de que lleguen a la sociedad.

Zapatero, sin embargo, asegura que no va a cambiar 'ni un milímetro' su decisión de 'introducir en España un nuevo estilo de hacer política'. 'Serán los ciudadanos, en las elecciones, los que juzguen a cada uno', asegura.

'Después de tantos años ya conocemos al PP, y cuando no se tienen principios básicos y pasan los años, el carácter se agría y salen los peores instintos'. Ésta es la conclusión que Zapatero expone a este periódico, al tiempo que asegura que no le preocupan 'las descalificaciones' a su persona. 'El hecho de que siete dirigentes del PP el viernes pasado salieran en tromba contra mí es un síntoma de que lo estamos haciendo bien', afirma el líder socialista. 'Es cierto que me sorprende que Aznar se comporte así, pero yo sigo respetando a la figura del presidente del Gobierno de todos los españoles', asegura. 'Sólo me interesa seguir presentando alternativas para los problemas de los españoles, introducir en España un nuevo estilo de hacer política, que incluye valores, entre ellos el respeto, seguir modernizando el partido y que los ciudadanos, en las elecciones, valoren qué hace cada uno y nos juzguen en las urnas'.

El portavoz parlamentario, Jesús Caldera, establece un diagnóstico muy duro de lo que cree que es la pretensión del Gobierno: 'Desprestigar y hundir a nuestro secretario general'.

En esta línea, entre los diputados del PSOE se ha abierto estos días todo tipo de debates sobre sí Zapatero debe insistir en entrevistarse con Aznar. La opinión mayoritaria es un no rotundo. Zapatero ya dijo el viernes que no insistirá, aunque siempre acudirá a cualquier llamada del presidente del Gobierno. En los 19 meses que lleva como líder del PSOE, Aznar le ha recibido cuatro veces en privado. La primera, nada más ser elegido secretario general. Después, con la firma del Pacto Antiterrorista. En otoño pasado se produjo una cena en La Moncloa, de la que no se ha sabido nada. Y la cuarta cita fue el 11 de septiembre, a raíz del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York. Hubo un quinto encuentro, en público, con dirigentes del PSOE y del Gobierno en la firma del Pacto por la Justicia.

A partir de ahí Aznar ya no ha respondido a las llamadas de Zapatero. Ni tras su viaje a Marruecos ni en otras tres ocasiones, desde diciembre hasta la pasada semana,para hablar de la situación de los concejales en el País Vasco.

EFE

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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