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La Setmana del Llibre en Català cierra con un importante incremento de público y ventas

La feria abrió sus puertas ayer en Nueva York, donde se presentó el Año Verdaguer

La 20ª Setmana del Llibre en Català cerró ayer sus puertas inmersa en un clima de optimismo en sus sedes de Barcelona, Girona, Lleida, Tarragona y Palma de Mallorca. Aunque la organización no facilitará hasta hoy las cifras oficiales de asistencia y facturación, Jordi Vicente, responsable de la Setmana en Barcelona, explicó ayer que en la capital catalana han aumentado las visitas -unas 200.000 frente a las 150.000 contabilizadas en 2001- y las ventas, que han crecido entre un 30 y un 40% respecto al año pasado. Ayer se inauguró la Setmana en Nueva York.

A juicio de Jordi Vicente, la gran afluencia de ciudadanos ha roto una cierta 'relajación' en las ediciones anteriores. Vicente atribuyó el aumento de público a que la campaña de publicidad se empezó a realizar antes de lo habitual y a que durante los días de celebración de la Setmana del Llibre en Català se han emitido programas de radio en directo desde su sede barcelonesa. Las visitas escolares y de padres que llevan a sus hijos a una sección infantil bien surtida y las actuaciones del cuentacuentos Cesc Serrat también se cuentan como causas del incremento de afluencia de público. Todo ha durado 10 días, en los que el salón Marqués de Comillas de las Drassanes de Barcelona ha acogido un goteo constante de visitas que en los dos últimos fines de semana se convirtió en colas en las cajas para pagar los libros.

Muchos de ellos de fondo, pues una de las virtudes de la Setmana del Llibre en Català es precisamente poder encontrar alguna que otra rareza o ejemplar descatalogado. Pero también novedades. Los editores se aprestan a tener listas sus apuestas de Sant Jordi para la Setmana, ya que se considera una especie de puesta a punto -también un indicador de las ventas- de cara al Día del Libro. A juzgar por el ritmo de firmas por minuto de los muchos escritores que han pasado por la Setmana, los que se llevarán el gato al agua serán, sobre todo, Ferran Torrent, Josep Maria Espinàs, Isabel-Clara Simó, Teresa Pàmies, Jesús Moncada, Baltasar Porcel y Màrius Serra.

Entre los escritores había también tiempo para el compadreo. Lo decía ayer Maria Barbal: la Setmana es 'más tranquila' y Sant Jordi, más movido, pero también 'más emocionante'. Joaquim Carbó y Jesús Moncada comentaban anécdotas inconfesables de ediciones pasadas. Espinàs daba prisas a Carles Capdevila para que ocupara su sitio en la mesa donde se celebraba el ritual de la firma. Màrius Serra bromeaba acerca de algunos de sus primeros libros, de finales de los años ochenta: 'Si están aquí es que aún no los han triturado. Hay algunos que sólo los veo durante la Setmana'. Y le decía a Joaquim Carbó, siempre con cola de lectores esperando una firma ante la veintena larga de libros que ocupaban su parcela en la mesa: 'A mí me ha gustado la chica que te ha dicho que se había leído todos tus libros menos uno. Esto es una lectora'.

Ayer se inauguró también la Setmana de la Cultura Catalana en Nueva York, donde se presentaron las actividades del Año Verdaguer. La celebración durará hasta el martes e incluirá una exposición de libros sobre Gaudí y una conferencia sobre las escritoras Maria Mercè Marçal, Maria Antònia Oliver y Carme Riera.

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