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Marea humana multicolor y festiva

De Aragón y del sur de Cataluña llegaron 260 autocares

La profusión de motivos azules con una tubería anudada, la seña de identidad internacional del movimiento antitrasvase de las tierras de Ebro, y los característicos pañuelos rojinegros aragoneses con la inscripción Trasvase no identificaban ayer a gran parte de la marea humana que inundó el centro de Barcelona desde primera hora de la mañana. Pero esta vez, de acuerdo con la tesis que aventuraron desde un principio los propios organizadores, la diversidad de procedencia y de ideología de los manifestantes que salieron a la calle para protestar contra el Plan Hidrológico y el trasvase del Ebro convirtió la gran columna humana en un mosaico multicolor.

Por la mañana invadieron el centro de Barcelona miles de automóviles con distintivos antitrasvase y más de 260 autobuses. Los 150 llegados desde Aragón formaron una espectacular caravana en la homónima calle del centro de Barcelona. El paseo de Pujades y el paseo de Picasso acogieron los 98 vehículos que transportaron a la gente de las comarcas del Ebro. Y el resto de los autocares llegaron de diferentes puntos de Cataluña, el resto de España e incluso de Francia y Alemania. Poco tardaron los manifestantes en ocupar los aledaños de la Ronda de Sant Pere, donde la comitiva se mantuvo más de una hora inmovilizada, circunstancia que aprovecharon muchos manifestantes para romper filas y tomar el atajo más corto hasta el punto de llegada: el entramado callejero del centro de la ciudad quedó literalmente tomado.

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'Segunda batalla del Ebro. Antes la sangre que el agua', rezaba una de las pancartas sostenidas por manifestantes del sur de Cataluña, que ayer prosiguieron con su incansable grito de guerra: 'Lo riu és vida, no al transvasament!'. En el sector aragonés, el baile de mensajes se repartió entre los partidarios de los regadíos y los detractores de los embalses, que mantuvieron durante todo el trayecto un peculiar idilio de recriminaciones mutuas.

Siete bandas de música procedentes de las comarcas del Ebro, una cantidad innumerable de grupos de percusión tradicional y la actuación final del grupo de música tradicional del sur de Cataluña Quico el Célio, el Noi i el Mut de Ferreries acompañaron un séquito de comparsas varias: esqueletos de peces, flamencos agonizantes e incluso un paso de Semana Santa que representaba la pasión, romanos incluidos, del Pirineo aragonés con los proyectos de embalse previstos. En cabeza, la gran tubería anudada. Fueron algunos de los elementos simbólicos críticos que se añadieron a una protesta protagonizada en gran parte de los casos por familias enteras. Había bebés ataviados con distintivos antitrasvase, abuelas que enarbolaban banderas independentistas y grupos de jóvenes, en un ambiente eminentemente festivo.

La de ayer, además, fue una jornada de protesta que congregó a buena parte de las entidades nacidas durante los últimos tiempos ante los agravios ambientales surgidos en diferentes puntos de Cataluña. No faltó a la cita la plataforma contra la línea de alta tensión de Les Gavarres. Llevaban una explícita pancarta: 'Gavarres aman Ebre'. Estaban también el Grupo de Defensa del Ter y el colectivo que lucha para evitar la impermeabilización del lago de Capellades, entre otros. 'Jo no sóc del delta, però és com si ho fos' ('Yo no soy del delta, pero como si lo fuera'), llevaban escrito algunos jóvenes a la altura del trasero y el bajo vientre.

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Entre las adhesiones más aclamadas figuraron las procedentes de colectivos y entidades ecologistas de comunidades de la Península teóricamente receptoras del agua del trasvase. Valencianos, murcianos y andaluces, entre otros. Ecologistas en Acción de Andalucía movilizó a cerca de 70 personas de Málaga y Sevilla. 'Hemos viajado durante 14 horas', explicó Juan Calvente, portavoz de la entidad, que ya participó el pasado verano en la marcha que llevó a centenares de militantes antitrasvase a Bruselas. 'La población está entendiendo el discurso. Hemos metido al Gobierno español en un callejón sin salida', manifestó victorioso al ver la magnitud de la protesta para impulsar una nueva gestión de los recursos hídricos.

La convocatoria, además, tuvo amplia repercusión en todo el espectro político de los grupos alternativos: desde los partidos políticos de la izquierda institucional a los colectivos antiglobalización y ecologistas, que aprovecharon la manifestación de rechazo al trasvase para difundir también su ideario. Algunos fueron incluso más allá haciendo gala de una llamativa desinhibición: un grupo de okupas se pasearon por la manifestación completamente desnudos, con los cuerpos pintados de azul y verde. Y una pancarta con los mismos colores rezaba: 'Que fluya el agua, que paren las multinacionales'.

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