La irresistible atracción de Idaho
Una iniciativa por la autodeterminación vasca en el estado norteamericano crea polémica a miles de millas de distancia
Martes, 5 de marzo. Ya ha anochecido en Boise, capital de Idaho (EE UU). Representantes demócratas y republicanos suman sus fuerzas en una comisión de su Cámara de Representantes (parlamento del estado) para aprobar por unanimidad una declaración en favor 'del derecho de los vascos a la autodeterminación' y de la apertura de un proceso de paz. La iniciativa testimonial del lejanísimo Idaho merece honores de apertura en los diarios Gara y Egunkari y en algún informativo de EITB.
Jueves, 7 de marzo. El embajador de España en Washington, Javier Rupérez, profundamente molesto por la declaración, remite una carta a todos los miembros del Legislativo de Idaho para indicarles que hablar de la violencia en el País Vasco y no colocar la palabra ETA es como introducirse en las causas y los efectos del 11 de septiembre y no nombrar al grupo terrorista de Bin Laden, Al-Qaeda.
Viernes, 8 de marzo. El ministro portavoz, Pío Cabanillas, en la habitual rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno se refiere al episodio tachándolo de 'disparate histórico y político', que, a su juicio, sólo ha podido nacer de la ignorancia de los congresistas del citado estado norteamericano.
Sábado, 9 de marzo. El diario nacionalista Deia, lleva a primera plana que las 'presiones de la diplomacia estadounidense' hacen ceder a la todopoderosa Administración Bush en el caso Idaho y que Washington se ve poco menos que obligado a bloquear el debate sobre la autodeterminación del pueblo vasco en Idaho.
Ese mismo día, el profesor de Historia Contemporánea José María Portillo, exiliado en EE UU por la amenaza etarra, señala con ironía en un artículo en el El Correo diversos gazapos históricos de la declaración de Boise. Y de paso recuerda en que la Constitución de Idaho, aprobada en 1890, no hay ni una palabra en favor de la autodeterminación de ese propio estado y, por el contrario, proclama que es 'parte inseparable' de EE UU y su constitución, 'ley suprema'. Puntualiza igualmente que tampoco reconoce ese derecho para los pobladores indígenas de aquel territorio, e informa que el Partido Republicano tramita una ley para que el inglés sea la única lengua reconocida oficialmente en el estado. Finalmente, pide con sorna al Parlamento de Vitoria que envíe al de Idaho material didáctico, 'especialmente de historia, geografía y antropología sobre el País Vasco'.
La tierra que vio nacer y conoció el ocaso de los indios shoshones, tribu que un día llegó a poblar 24 millones de acres de las Montañás Rocosas y alrededores -un tercio de Nevada, más partes de California, Utah y Idaho- fue receptora de la primera diáspora vasca, a principios del siglo XX. Duros años en los que los emigrantes vascos por esas tierras trabajaban 'como pastores de ovejas en los ranchos y llanuras de Idaho, según recoge el documento aprobado el martes por su Parlamento. Un esfuerzo que ahora devuelve el Estado de Idaho con un documento en favor del 'cese inmediato de toda la violencia en Euskal Herria', la apertura de 'un proceso de paz en el que participen los gobiernos de España y de Francia' y el 'apoyo al derecho de los vascos a la autodeterminación'.
No es la segunda parte del superventas Balance of power (Equilibrio de poder) escrita por el hacedor best-sellers estadounidense Tom Clancy. Se trata de propuesta compartida por el demócrata David Bieter y el republicano de ascendencia vasca Pete Cenarrusa, a sus 84 años secretario de Estado de Idaho. Una iniciativa que viene preparándose desde hace casi dos años, según indican fuentes conocedoras del impulso político de la misma, que pretende llegar hasta las más altas instancias políticas de Washington. De momento, el debate se retomará mañana en el Senado de Idaho.
Esta ha sido la semana de Idaho en Euskadi, un estado que siempre ha tenido una irresistible atracción para los vascos. Cuando José Antonio Ardanza era lehendakari giró, a finales de los años 80 una visita a Estados Unidos, estrechó la mano el entonces presidente Ronald Reagan y se reunió en Idaho con los representantes de la diáspora en sus euskal etxea, y se subió presto a un caballo tocado con un sombrero de cow boy.
Esta relación se ha mantenido a lo largo de los años. De hecho, Pete Cenarrusa ya estuvo, hace algo más de un año, en la cocina de la propuesta de internacionalizar el conflicto vasco a través de la fundación creada para labores de mediación por el ex mandatario estadounidense Jimmy Carter. Es ésta una de las viejas aspiraciones del movimiento Elkarri y que en su momento rechazó de plano el propio equipo de Carter
El veterano político republicano Pete Cenarrusa es bien conocido en los círculos nacionalistas vascos. Su 'incansable' trabajo en defensa de los inmigrantes vascos fue reconocido por la Fundación Sabino Arana con uno de sus premios del año 2000, el de 'vasco universal'.
A la hora de concederle el galardón, la página web de la Fundación glosó su figura de esta manera: 'Como Secretario de Estado de Idaho, ha testimoniado sus raíces en una trayectoria siempre mirando a Euskadi. Durante su vida política ha sido un incansable defensor de los inmigrantes vascos, que han encontrado en él un valedor seguro de sus intereses. Persona bien informada de lo que sucede en Euskadi, sigue de cerca la evolución de la política vasca y jugó un papel importante en el proceso de Burgos'.
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