'Las relaciones de la Universidad con la Generalitat deben mejorarse'
Francisco Tomás ya ha hecho historia en el ámbito universitario, al ser el primer rector elegido en el marco de la nueva Ley Orgánica de Universidades, según el sistema de sufragio universal ponderado. En las recientes elecciones celebradas en la Universidad de Valencia obtuvo el 55% de los sufragios poderados. La primera misión de su equipo será convocar elecciones, para el claustro que redactará los nuevos estatutos de la institución.
Pregunta. ¿Cree, como dicen algunos, que ha quedado un poso de división en la Universidad tras las elecciones?
Respuesta. No puedo hacer ningún diagnóstico de que la Universidad haya quedado fragmentada por este proceso electoral. Tengo experiencia en perder elecciones y sé que siempre tenemos ilusión de ganar y de que nuestro mensaje llegue a la mayoría. Cuando eso no sucede uno se puede sentir dolido y frustrado, pero confío en que la prioridad para todos nosotros sea la institución y trabajemos por ella, con independencia de las opciones que cada uno mantenga o quiera mantener. Para los puestos de responsabilidad que haya que cubrir en la institución voy a buscar personas que puedan desarrollar sus funciones con plena capacidad, con independencia de su procedencia o alineamiento en las elecciones. Mi tradición va por ahí y no voy a cambiar.
'Me veo de rector para cuatro años, pero el futuro depende del desarrollo estatutario'
'Estamos siendo un banco de pruebas de la aplicación de la LOU'
P. ¿Es posible que las próximas elecciones a alaustro sean una continuación de las celebradas a rector?
R. Hay varios factores que hacen que las elecciones a claustro tengan personalidad propia. Lo que sí tendrá continuidad es el conflicto de los porcentajes de representación, dada la hipoteca del 51% para los funcionarios doctores que marca la LOU. La insatisfacción de los demás colectivos se mantendrá en el nuevo proceso electoral.
P. ¿Se ve como rector para cuatro años o como un rector provisional?
R. Me veo como rector para cuatro años, porque para eso presentamos una candidatura y un programa, pero el futuro depende del desarrollo estatutario y de lo que el claustro decide respecto a su propia continuidad y la del rector. Yo siempre he sido muy respetuoso con lo que mi Universidad ha decidido y por lo tanto me someteré a lo que el claustro determine.
P. ¿De qué manera le condiciona esa situación?
R. La institución no puede detenerse. No podemos esperar a que se realicen las elecciones al claustro, cumplir el proceso estatutario y a partir de ahí comenzar a trabajar.
P. Pero el calendario de la LOU no les pone las cosas fáciles en ese sentido.
R. Ese es un reto muy serio, pero si no somos capaces de coordinar el desarrollo estatutario con el gobierno y la vida normal de la institución, se resentirá la universidad pública española, y no sólo la de Valencia. Cabe pensar que las universidades que no tengan que someterse a ese proceso constituyente, como es el caso de las privadas, van a tener más libertad de acción. Pero hemos asumido ese reto como objetivo de nuestro programa y, en parte, eso explica también el incremento de vicerrectores que tiene nuestro equipo, porque pretendemos mantener la doble actividad, trabajando en beneficio de nuestros estudiantes, nuestros investigadores y la institución.
P. ¿Cómo prevé que sean las relaciones con el Gobierno valenciano?
R. Creo que han de mejorarse las relaciones de la Universidad con el gobierno y del gobierno con la Universidad.
P. ¿De qué manera puede afectar a esas relaciones el proceso constituyente?
R. Puede suponer alguna dificultad, en el sentido de que alguien pueda pensar: 'Hagan los estatutos y luego ya veremos'. Y nosotros dependemos del gobierno en muchos sentidos, entre otras cosas en la política económica que permite vivir a la universidad y que supone unos recursos en estos momentos insuficientes para la Universidad de Valencia. El Gobierno ha de ser consciente de cuál es la situación de nuestra institución y para ello es necesario un posicionamiento consolidado por parte de la universidad.
P. Si no tuvieran que ocuparse del desarrollo y aplicación de la LOU, ¿cuáles serían los primeros pasos de su gobierno?
R. No hablemos en condicional. Nuestro programa tiene como horizonte un ejercicio normal y tenemos una prioridad real, que es modernizar la enseñanza y la administración. Queremos que el alumno participe más, que se sienta más implicado. En segundo término, tenemos una serie de necesidades materiales cuya resolución no permite demoras.
P. ¿A qué necesidades materiales se refiere?
R. Me refiero a nuevas instalaciones, como la Escuela de Ingeniería Superior, las facultades de Psicología, Ciencias Sociales y de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Me refiero a esas y otras construcciones de carácter docente e investigador, sin entrar en los equipamientos para mejorar la calidad de vida, de los que esta universidad carece.
P. Por decirlo de una forma coloquial, está hablando de piedras.
R. Exactamente. Pero es que son necesarias, porque aunque la población estudiantil se haya reducido en cierta medida, la oferta de estudios se ha diversificado y eso precisa de forma urgente nuevas instalaciones y equipamientos. Y también hemos de poner al día la administración de la Universidad.
P. ¿Cómo?
R. Hemos propuesto un plan director, del cual existen ya algunos borradores, que nos diagnostique los pasos a seguir. Esta universidad debe aligerar sus procedmientos, en cierta medida farragosos y todos coincidimos en que hay que simplificar. En este momento la Universidad tiene muy centralizada su gestión, desde el punto de vista de la toma de decisiones y pensamos que hay que distribuir los niveles de responsabilidad.
P. Dentro de nada, tendrá que incorporarse a las conversaciones sobre la aplicación de la LOU. ¿Le parece positivo que esta comunidad sea la más adelantada en el proceso?
R. Creo que estamos siendo un banco de pruebas. Resulta llamativo que el Gobierno valenciano haya puesto sobre la mesa disposiciones legales que en otros ámbitos aún están inéditas. Eso puede saludarse positivamente en el sentido de que tenemos un Gobierno diligente que ha hecho su tarea. Pero, por otro lado, creo que debería ser un proceso algo más pausado, debatido y negociado con cierta amplitud con las universidades y, en el caso de disposiciones que afectan a la situación laboral de personas, también con los representantes de los trabajadores.
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