'No excuso ni perdono la decisión de Bush sobre los aranceles al acero'
Pascal Lamy, 54 años, francés, responsable europeo de Comercio, es el comisario mejor valorado por la prensa por su claridad al exponer sus opiniones. 'Es una decisión que no excuso ni perdono', declara sobre la decisión de EE UU de reforzar las barreras a la importación de acero. 'Ha sido resultado de la presión política de un presidente que quiere ganar las elecciones a medio plazo', sentencia.
Pregunta. ¿Le ha sorprendido la decisión de EE UU de imponer un arancel del 30% a las importaciones siderúrgicas?
Respuesta. No. George W. Bush ha tenido que elegir entre sus compromisos internacionales y los intereses electorales. Al final ha hecho una elección política, prefiriendo tener problemas con el exterior. Es una decisión que no excuso ni perdono y que juzgo severamente. Lo determinante ha sido la presión política de un presidente que quiere ganar las elecciones a medio plazo.
P. Entonces, no hay justificación económica.
R. Ni tampoco jurídica. La OMC tiene una disciplina y reglas muy claras que permiten el recurso a salvaguardas en casos excepcionales de aumento de las importaciones. Pero aquí no hay nada de eso. Hace años que la industria siderúrgica estadounidense tiene problemas de competitividad.
P. ¿Existe el riesgo de que los flujos internacionales de acero que no tienen mercado en EE UU vuelvan a Europa?
R. Sin duda, es el riesgo principal, pero vamos a poner en marcha el procedimiento necesario, en el caso de que ese riesgo esté probado, para activar una cláusula de salvaguarda europea. Es decir, vamos a proteger nuestro mercado y ponerlo al abrigo de los flujos de importaciones suplementarios tal como la OMC nos autoriza.
P. La industria siderúrgica dice que ha llegado la hora de introducir medidas contra la competencia desleal más severa.
R. No hay necesidad en circunstancias normales de adoptar medidas adicionales de protección exterior. Nosotros tenemos una treintena y ellos más de 200.
P. ¿Aceptará la UE la concesión de ayudas públicas para reestructurar la industria como en el pasado?
R. Lo hemos dicho e incluso propuesto: imponer una tasa del 2% sobre al acero, incluido el importado, para resolver el verdadero problema que comportan los costes laborales.
P. ¿No tiene la impresión de que la Administración Bush está muy ligada a los intereses de la industria privada?
R. Evidentemente. La Administración Clinton resistió frente al lobby del acero, pero Bush se comprometió durante la campaña presidencial a defenderlo. En materia comercial aceptó lanzar la nueva ronda de negociaciones de la OMC, pero en el tema del acero lo que ha hecho es jugar con el calendario. Las elecciones están a la vuelta de la esquina, mientras que una sanción de la OMC tardaría 18 meses.
P. ¿Qué impacto tendrá este caso en la futura ronda OMC?
R. Reforzará la presión sobre los estadounidenses para que cedan. La OMC es multilateral. Pregunten a los brasileños, a los chinos o a los coreanos qué piensan y verán cómo dicen que hay que endurecer la disciplina.
P. A una semana de la cumbre de Barcelona, ¿tiene alguna justificación que Francia se resista a fijar un calendario para la liberalización del gas y la electricidad?
R. Es un debate que no me corresponde. Tengo una opinión como ciudadano, pero como comisario espero que se llegue a un compromiso y creo que es posible.
P. Pero un fracaso será una mala señal para los mercados justo cuando la economía parece que empieza a recuperarse.
R. Sin duda.
P. Usted acaba de regresar del Cono Sur. ¿La crisis argentina puede causar una regresión en los países latinoamericanos?
R. Argentina está en una situación catastrófica. Debe hacer un esfuerzo de disciplina financiera, pero también beneficiarse de Mercosur y de la ayuda internacional. Hay un problema de diálogo entre Argentina y las instituciones financieras internacionales.
P. ¿Qué papel debe desempeñar la UE?
R. Lo urgente es crear líneas de financiación del comercio exterior argentino. Y está bloqueado porque no hay financiación.
P. ¿Cuánto dinero se necesitaría?
R. Del orden de 2.000 millones de euros. Pero insisto, no son líneas de riesgo. Es dar liquidez para hacer una financiación a corto plazo que tiene retorno.
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