Sabores indios de moda en Madrid
MUMBAI MASSALA,un nuevo local muy étnico y especiado
Como si se tratara de un gran acontecimiento, el restaurante Mumbai Massala acaba de abrir sus puertas pregonando a los cuatro vientos el refinamiento de su cocina dum pukt, tradicional entre los reyes nawabs del norte de la India. Su irrupción en Madrid se produce en un momento óptimo, justo cuando la devoción por las cocinas orientales es más intensa y dentro de una parcela -la cocina india- que apenas cuenta con dos representantes dignos en la ciudad. Entre antigüedades y sedas importadas, su ambientación, étnica y posmoderna, evoca los últimos locales londinenses. No es de extrañar la expectación con la que ha sido recibido.
En lo que concierne a la pureza y calidad de sus recetas la cuestión es mucho más discutible. Diríase una cocina occidentalizada, de tipo medio, con platos brillantes y otros mediocres, que dejan en entredicho la figura de su cocinero. Las frituras son alternantes: sabrosas las empanadillas de patata (samosas); pasables las bolitas de verduras (pakoras), y muy vulgares los rollitos de queso y los pastelitos rellenos de lentejas (daal & aloo tikki). Se podría recomendar la ensalada de queso fresco, si no fuera porque el queso paneer hindú se reemplaza por un feta griego y se mezcla con la lechuga iceberg, negación de los sabores vegetales. Es exquisita aunque muy densa la crema de lentejas (shorba dil pasand), y más o menos airosas las preparaciones en horno tandoor, ese receptáculo de barro donde se cocinan alimentos macerados en yogur y especias: sabroso el pollo al tandoor; con la carne inadmisiblemente cruda el pollo Tikka; pasables los pinchos de cordero (peshwari gosht tikka), y muy fino el salmón, el pescado más fiable. Si la mayoría de los platos de curry son de digestión pesada es porque incorporan nata, mantequilla y mezclas de especias variadas (massala). Los currys de la casa, bastante indigestos, carecen de la finura de otros que combinan sutilmente hierbas y especias. En cambio, los arroces basmatí son diferentes. Excelente el dum subz biryani y magnífico el baranasi pulao.
MUMBAI MASSALA
Recoletos, 14. Madrid. Teléfono: 914 35 71 94. No cierra. Precio: de 50 a 65 euros. Menú Jaipur, 29 euros. Menú Maharaj, 35. Rollitos de queso, 9. Pinchos de cordero preparados al 'tandoor', 15,50. Curry de langostinos ('jhinga peshwari'), 18,50. Pudín de zanahoria y almendras, 5,90. Pan ... 7 Café ... 4 Bodega ... 4 Ambiente ... 7,5 Servicio ... 6 Aseos ... 7
Lamentablemente, los precios son demasiado elevados para una cocina que emplea materias primas tan baratas, pollo, verduras y mariscos congelados. Sólo con sus dos menús las facturas son razonables.
PAN, POSTRES Y VINO
AUNQUE ninguno de los platos de Mumbai Massala provoca infiernos en la garganta, en el margen izquierdo de la carta se resalta la categoría sápida de algunos de ellos con dos pictogramas, los vegetarianos con una V y los picantes con una guindilla. Resulta muy sabroso su surtido de panes (naans). Desilusionan por completo los postres, sin ningún interés gastronómico: pasables las bolitas de dulce de leche (gulab jamun); muy grasiento el pudin de zanahoria (gajjar halwa); patético el helado con fideos dulces (falooda) y con más relevancia que los demás las bolitas de queso con especias (rasmalai). El café no da la talla, y la bodega, muy corta, con pocos vinos, algunos con la añada cambiada y tarifados a precios elevados, tampoco está a la altura. Su ambientación, eso sí, es colorista pero elegante, con muchos detalles originales. Abundan los tradicionales saris de seda cubriendo las paredes, hay grandes sombrillas de seda, celosías de piedra antiguas y otros objetos singulares. Frente a la cocina se halla una mesa privilegiada, cuyo banco es un vistoso columpio hindú. En la planta baja la ambientación sube de carácter, sobre todo por las noches, mientras que en un local contiguo trabaja un bar cuya decoración se inspira en el cine hindú.
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