108 ideas de la cocina japonesa

El más asequible de los locales regentados por el grupo Tragaluz sale de los cimientos del estandarte de la cadena. Como una prolongación natural de la planta baja del restaurante Tragaluz -donde se servían tapas japonesas- se abrió al cruzar de la calle este espacio de comida nipona con entidad propia. A pesar de ello, mantiene algunos de los tics propios de un hijo menor, como son las largas mesas corridas para compartir, taburetes altos no excesivamente cómodos, el hecho de no admitir reservas y la ausencia de una carta de vinos.

El planteamiento de una cena rápida y económica pasa por un estudio pormenorizado de una carta con 108 platos (sin contar los postres, media docena de propuestas con un precio de 4,06 euros cada uno). Así, tanto la variedad como los costes y cantidades invitan a una cena comunitaria, con varios platos para compartir. Suponiendo una mesa de dos personas, una de las múltiples combinaciones recomendables sería: ensalada de mango y sashimi de salmón (4,51 euros), pincho de albóndigas de carne con verdura (2,25), cuatro piezas de sushi de langostino (3,91), seis de salmón skin roll (5,86) y rollitos de ternera con espárragos a la plancha (vienen ocho con verduras de acompañamiento por 5,11 euros). Una propuesta que nos dejaría en algo más de 21 euros y un margen para la bebida y el té (del que, por cierto, no hay especialidades, ni posibilidad de sustituirlo por café) sin pasar de los 30 euros, es decir, 15 por persona.

Pero no es imprescindible optar por el picoteo común para poder disfrutar aquí de una cena de coste ajustado. Hay platos con entidad y variedad en sí mismos, como la fritura de verduras variadas con salsa tempura (4,51 euros), el nigiri-sushi variado (langostino, mero, atún y salmón, por 7,81 euros) o el variado de cuatro pinchos (de pollo y cebolleta con salsa yakitori, de albóndigas, de salmón rebozado y vegetal, por 9,02 euros). Muy recomendables las raciones cuadradas de tallarines a la plancha, que rondan los 4,5 euros en cualquiera de sus tres variedades. Para apetitos irreductibles están las alitas de pollo picantes asadas con setas japonesas (4,51 euros), el solomillo de ternera al estilo japonés con hilos de patata a la plancha (9,62 euros) o el magret de pato con soja caramelizada y puré de boniato (8,41 euros), que pueden funcionar como un segundo plato más consistente y convencional.

En cualquier caso, la cocina se muestra segura y se exhibe en una barra abierta donde también se puede comer. Muy frecuentado por grupos jóvenes por la noche y más familiar a mediodía, el único gran problema de este restaurante es que puede obligarnos a una espera imprevista en plena calle. Aunque también es cierto que las mesas se resuelven con extrema rapidez, lo cual puede ser igual de malo, una vez sentados.